XXX Domingo del Tiempo Ordinario

08.11.2014 20:49

Mt 22,34-40

+ Del santo Evangelio según san Mateo: 22, 34-40

En aquel tiempo, habiéndose enterado los fariseos de que Jesús había dejado callados a los saduceos, se acercaron a él. Uno de ellos, que era doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la ley?”.

Jesús le respondió: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el más grande y el primero de los mandamientos. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos se fundan toda la ley y los profetas”.

Palabra del Señor.

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AMAR ES LO PRIMERO... Y LO MAS IMPORTANTE.

Si buscamos una jerarquía de valores que sea lo suficientemente capaz de transformar el mundo, debemos que reconocer que en el puesto más importante está el amor. Y Jesús nos enseña que el amor tiene dos direcciones: Dios y el prójimo. Ambas direcciones son importantes. Ambas direcciones hacen que el amor sea significativo.

Ante la pregunta: ¿cuál es el gran mandamiento de la ley? (v. 36) Jesús responde con claridad: "Amarás al Señor tu Dios" (v. 37; Cfr. Dt 6,5). Y agrega un segundo mandamiento: " Amarás al prójimo" (v. 39; Cfr. Lv 19,18). Este segundo mandamiento es presentado como igualmente importante. Por tanto, Ambos mandamientos son prioridad, se complementan y son necesarios. De ambos mandamientos "pende" la ley entera y los profetas (v. 40). 

J. Ratzinger dice: "amor a Dios y amor al prójimo son inseparables, son un único mandamiento" (J. Ratzinger, Sobre todo, el amor, p. 37). 

Si quitamos estos mandamientos (¡este mandamiento!) de la vida cotidiana, todo lo demás ya no tiene sentido. El amor se nutre de experiencias concretas de encuentro. En primer lugar, con el prójimo (a quien vemos), para poder llegar hasta Dios (a quien vemos por medio del prójimo). Mi contacto con Dios me hace ver de un modo especial al prójimo; mi contacto con el prójimo me hace llegar a Dios.

Hagamos que el amor cristiano sea el ingrediente principal de la vida.

¡Ánimo!

 

Para profundizar: tres autores que explican con palabras de sabiduría lo que significa el mandamiento del amor.

  • «Ninguno de estos dos amores puede ser perfecto si le falta el otro, porque no se puede amar de verdad a Dios sin amar al prójimo, ni se puede amar al prójimo sin amar a Dios. (...) Sólo ésta es la verdadera y única prueba del amor de Dios, si procuramos estar solícitos del cuidado de nuestros hermanos y les ayudamos» (S. Beda, Homiliae 2,22).
  • Sin embargo, lo más importante es amar a Dios, porque el amor al prójimo es consecuencia y efecto del amor a Dios y, cuando es amado el hombre, es amado Dios ya que el hombre es imagen de Dios (cfr S. Tomás de Aquino, Sup. Ev. Matt. in loc.).
  • Respecto de la intensidad del amor a Dios escribía San Bernardo: «Tú me preguntas por qué razón y con qué método o medida debe ser amado Dios. Yo contesto: la razón para amar a Dios es Dios; el método y medida es amarle sin método ni medida» (De diligendo Deo 1,1).