XXV Domingo del Tiempo Ordinario

18.09.2020 21:49

Mt 20,1-16

VAYAN TAMBIÉN USTEDES A MI VIÑA

Este domindo nos encontramos con otra parábola de tipo agrícola. El simbolismo que utiliza Jesús toca nuestra vida y nuestra responsabilidad ante la exigencia de construir el Reino. Jesús comienza así su parábola: "El Reino de los Cielos es semejante a..." (v.1).

La parábola de Jesús es una clara manifestación de que Dios nos toma en cuenta para llevar adelante su obra. El Señor nos invita a ser trabajadores, a no quedarnos desocupados. Esta tarea la podemos asumir a cualquier hora del día, en cualquier etapa de la vida, en cualquier circunstancia familiar, social o pastoral.

Como experiencia común y normal podemos decir que cuando alguien nos toma en cuenta en un trabajo y pone su confianza en nosotros, es seguro que nos hace crecer, porque podemos manifestar que somos buenos para algo. En este caso, si la obra es del Señor, la sensación es mejor. El Señor nos llama a cosas grandes: trabajar en su viña, es decir, edificar su Reino. Esta tarea tan importante requiere la disponibilidad del corazón, es decir, la disponibilidad que es movida por el amor y no por los intereses egoistas. Si el Señor pone su mirada en nosotros, vale la pena responder a su llamada.

Por otra parte, en la parábola que nos presenta Jesús, debemos destacar la justicia de Dios, que se manifiesta como un signo de su bondad. La paga es la misma: un denario, tal como lo había dicho. La paga no es según lo que se "merece", sino según la gratuidad de Dios. El Señor paga con su amor. Para nosotros que tenemos fe, la paga es la vida plena junto a Dios. Jesús lo dijo en otro momento: el que persevera hasta el fin ese se salvará (Mt 24,13; cf. Rm 2,7). En realidad no es importante el cuando se gana, sino el cómo paga el Señor: su generosidad va más allá de nuestros cálculos matemáticos.

Vale la pena profundizar en la gratuidad de Dios, que supera toda medida humana. La gratuidad de Dios estimula nuestra fe y nuestra esperanza.

¡Trabajar en la obra de Dios es lo importante! ¡Reconocer que, El Señor en su bondad, nos ama a todos por igual!

Ánimo.