XXIV Domingo del Tiempo Ordinario
Lc 15,1-32
¡ACOGE A LOS PECADORES!
Las parábolas que presenta Jesús este domingo están motivadas por un hecho sumamente "escandaloso": Dios acoge a los pecadores. ¿Cómo es posible que Dios quiera juntarse con los pecadores? Jesús ha sido claro cuando ha dicho que ha venido por los enfermo, son ellos los que necesitan del médico (Lc 5,29-32). La intención de buscar a los pecadores es para que se conviertan.
El amor misericordioso de Dios tiene razgos muy concretos y únicos, que a los ojos de mundo, son incomprensibles, se trata de una nueva "lógica", en la cual lo que se busca es que el pecador viva.
El capítulo 15 de Lucas expresa, con ejemplo profundos, cómo es el corazón de Dios: busca al pecador (v. 4.8), espera siempre al pecador (v. 20), se alegra siempre cuando el pecador se convierte (v.6.9.24), anima a permanecer en comunión con él (v. 31). Su corazón es tan grande que acoge a todos. ¡Vale la pena acercarse a un Dios que tiene un amor así de grande!
Entre los personajes que aparecen, sobre todo en la tercera parábola, seguramente todos nos vemos retratados de una o de otra manera. Ya sea que estemos cerca o lejos, dentro o fuera, conscientes o inconscientes, lo importante es que lleguemos a descubrir la calidad de amor que Dios nos tiene. Esto es un gran milagro: Dios todavía tiene confianza en que volveremos a él.
Por otra parte, es bueno reconocer que la comunión con el Padre es comunión con todos los hijos. Ponerse en paz con Dios nos permite o nos impulsa a mantener la paz con todos los miembros de la familia. Procuremos intensificar esta comunión.
¡Ánimo!