XXIII Domingo del Tiempo Ordinario
Lc 14, 25-33
EL DISCIPULADO INCLUYE PLANEAR Y RENUNCIAR
En la vida cotidiana siempre estamos haciendo planes de todo tipo, a nivel económico, social, educativo, cultural, religioso... Pues, en la vida de fe Jesucristo nos invita también a hacer planes. No hay discipulado sin una proyección sobre el camino que se acepta. Es importante saber cuál es el camino y qué se debe preparar. Esto quiere decir que no se puede hacer camino de discipulado sin tener consciencia de las exigencias.
En la aceptación va incluída la renuncia. Responder a una llamada significa rechazar otra. Este misterio debemos profundizarlo en la nuestra vida cristiana para que el camino elegido tenga más significado. Se requiere radicalidad, entrega, decisión, intensidad, valentía, entusiasmo... No hay espacio para la mediocridad o la superficialidad.
G. Ravasi comenta este texto afirmando esta conclusión: tres rasgos fundamentales para el discípulo: amor radical por el Reino, la cruz, la renuncia a los bienes. tres rasgos que deforman el rostro del cristiano: egoísmo, superficialidad, avaricia.
¿Cuál será nuestra decisión hoy?