XXII Domingo del Tiempo Ordinario

29.08.2020 16:41

Mt 16,21-27

EL SEGUIMIENTO EXIGE ACEPTAR TODO EL CAMINO

En la vida cristiana sentimos diversas llamadas del Señor. En esas llamadas, el Señor nos va presentando diversas exigencias, que es necesario verlas con claridad y discernir el modo mejor de responder, por ejemplo: la renuncia a ideas falsas sobre el camino hecho o el camino que debemos hacer, la capacidad de camibios de mentalidad y acciones, la perseverancia en un proceso que puede incluir sacrificio y entrega, la concentración en su Persona y en todo el Misterio Pascual, el buen uso de la libertad, la perseverancia en el seguimiento, la capacidad de entender que es necesario perder la vida para ganar la Vida...

Para poder cumplir las exigencias antes mencionadas es necesario tener también una idea general del camino, algo así como una visión de conjunto. Por eso, Jesús en el evangelio de este domingo presenta el camino completo: ir a Jerusalén, padecer mucho por causa de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, sufrir la muerte y resucitar (cfr. Mt 16,21). El proceso incluye todo. Y el reto para nosotros es aceptar todo el Misterio Pascual, de tal modo que todo ese camino sea también nuestro camino.

Pedro aparece como la figura que no quiere aceptar todo el camino, pareciera que sólo está de acuerdo con una parte del misterio pascual; ese pensamiento de Pedro no coincide con el pensamiento de Dios, por eso Jesús le dice: "¡Aléjate, Satanás! Quieres hacerme caer. Piensas como los hombres, no como Dios" (v. 23). El pensamiento de Pedro se hace presente también hoy cuando no queremos aceptar elementos tan importantes en la comunidad cristiana como: la valentía de la perseverancia, el sacrificio que implica el seguimiento, la necesidad de la conversión personal permanente, la entrega continua de la libertad a Jesús para ser realmente libres de espíritu, la búsqueda continua de la voluntad de Dios en cada situación de nuestra vida... Y tantos otros elementos que forman parte de una comunidad que está en camino.

Una cosa es cierta: Jesús camina seguro en su proyecto de salvación. Él es nuestro modelo, en cuanto que sabe muy bien cuál es su misión. Y nos invita (no nos obliga) a caminar con Él. Las palabras son retadoras: "el que quiera seguirme que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz y me siga" (v. 24). De la respuesta que demos a esta invitación depende qué tipo de cristianos somos y qué tipo de comunidad estamos construyendo y, por tanto, qué tipo de testimonio estamos proponiendo.

Ahora nos preguntamos:

¿Quién está dispuesto a caminar? ¿Quíen quisiera hacer algunos cambios en su vida? ¿Quién quiere aceptar un proyecto de salvación y construirlo junto a Jesús, el Cristo?

La palabra del Señor es seductora (Jeremías 20,7). Quizá este sea el momento para dejarnos seducir.

¡Ánimo!

 

Oración.

Les propongo orar con estas palabras:

 

Señor Jesús,

a veces no logro entender plenamente cuál es el sentido de tu llamada,

otras veces entiendo, pero me cuesta aceptar la cruz,

que para ser libre me debo entregar,

para ser un auténtico discípulo tuyo es necesario estar de acuerdo con tu proyecto de amor,

para encontrar la vida debo donar mi vida,

para construir algo nuevo en este mundo se necesita ser dóciles a tu voluntad.

Ayúdame, Mestro de Nazaret, a entender y aceptar,

a tener la fuerza para responder, con corazón valiente y generoso, 

a tu proyecto de salvación.

Tú que eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo,

concédeme la gracia de sentirme continuamente llamado, 

y a encontrar penitud de vida en Ti,

en tu Misterio Pascual.

Dame la gracia de seguirte hasta el último día de mi vida.

Amén.