XX Domingo del Tiempo Ordinario
Jn 6,51-58
El que me come vivirá por mí
Desde hace tres domingos venimos acompañando a Jesús, escuchando aquel discurso sobre el "pan de vida" que pronunció en Cafarnaúm. En ese discurso, poco a poco, vamos descubriendo expresiones cada vez más inquietantes. Son expresiones que invitan a unirnos con Jesús en modo más estrecho. Destaquemos algunas frases:
- La carne y la sangre del Hijo del hombre son los que dan vida (v.53). No se tiene vida si no es por este alimento. No se trata de la vida biológico, sino de la vida en términos de plenitud e integralidad. Es una vida que se hace cercana y que se nos presenta en una Persona. Se trata de vivir realmente, por eso la insistencia en el comer u beber.
- La vida que Jesús ofrece es vida eterna (v.54.58). Es una vida que procede y termina en Dios, por tanto es considerada "eterna". No hay límites temporales, solo intensidad de contenido: se trata de una vida con sentido, porque es motivada por el Señor. Se trata de la vida divina que nos impulsa a esperar siempre la plenitud. Pero también debemos entender que es una vida con rostro humano. Jesús ofrece su Persona total, por eso él es nuestro camino.
- El que come permanece en Jesús (v. 56): se trata de un permanecer mutuo, permanecer en Jesús y que él permanezca en mí. Entonces estamos hablando de una relación de comunión, que favorece nuestro crecimiento en el amor. No hay distancias entre Dios y el hombre. Tenemos la posibiliad de participar de la vida de Dios.
- El que come vive por Cristo (v. 57). También podríamos decir "de Cristo" (para enfatizar la Fuente permanente); y también deberíamos decir "para Cristo" (para enfatizar la motivación permanente). Cristo, por tanto, es quien da sabor a toda la vida. La vida de Cristo ses debe hacer presente en nuestra cotidianidad.
Preguntas que pueden ayudarnos a profundizar el mensaje del Señor:
¿Creemos firmemente en esa palabra autoreveladora de Jesús?
¿Reconocemos la vida divina de la cual estamos llamados a participar?
¿Cuando participamos de la eucaristía realmente nos damos cuenta de la comunión de vida que el Señor nos permite experimentar?
Sigama avanzando en esta comunión con Cristo.
¡Ánimo!
Para seguir profundizando propongo esta oración...
Oración (Basada en las enseñanzas de Pablo VI)
Jesús, eres el vértice de las aspiraciones humanas.
Eres el término de nuestras esperanzas y de nuestras oraciones;
eres el punto focal de los deseos de la historia y de la civilización.
Eres el Mesías, el centro de la humanidad.
Eres Aquel que da sentido a los acontecimientos de la humanidad,
eres Aquel que da valor a las acciones humanas,
eres Aquel que da alegría y plenitud a los deseos de todos los corazones humanos,
eres el verdadero hombre,
el modelo de perfección, de belleza, de santidad,
eres la personificación del verdadero modelo.
Eres el verdadero concepto de hombre,
el hermano de todos,
el amigo insustituible,
el hombre digno de toda confianza y de todo amor:
eres el Cristo-hombre.
Y al mismo tiempo eres la fuente de nuestra vida,
eres la luz por la cual el mundo tiene proporción, forma, belleza y sobra.
Eres la Palabra que todo lo define,
todo lo explica, todo clasifica, todo redime;
eres el principio de nuestra vida espiritual y moral,
nos dices lo que debemos hacer y nos das la fuerza, la gracia, para hacerlo;
reflejas tu imagen, tu presencia en cada alma que se hace espejo
para acoger los rayos de tu verdad y de tu vida.
Cristo,
¡Eres necesario!
¡Eres suficiente!
¡Eres la verdadera y única religión!
¡Eres la revelación segura de Dios!
Eres el único puente entre nosotros y el océano de vida que es la Divinidad,
La Trinidad Santísima,
por la cual hemos sido creados y hacia la cual estamos destinados todos.