06.08.2016 15:44

Lc 12,13-21

"13.Uno de la gente le dijo: «Maestro, di a mi hermano que reparta la herencia conmigo.» 14.El le respondió: «¡Hombre! ¿quién me ha constituido juez o repartidor entre vosotros?» 15.Y les dijo: «Mirad y guardaos de toda codicia, porque, aun en la abundancia, la vida de uno no está asegurada por sus bienes.» 

16.Les dijo una parábola: «Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto; 17.y pensaba entre sí, diciendo: "¿Qué haré, pues no tengo donde reunir mi cosecha?" 18.Y dijo: "Voy a hacer esto: Voy a demoler mis graneros, y edificaré otros más grandes y reuniré allí todo mi trigo y mis bienes, 19.y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años. Descansa, come, bebe, banquetea."

"20.Pero Dios le dijo: "¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?" 21.Así es el que atesora riquezas para sí, y no se enriquece en orden a Dios.»" 

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Ser libres de la avaricia

Ante una pregunta que manifiesta un claro interés por una herencia, Jesús propone un modo distinto de ver la cosas materiales. Por eso es muy claro para decir "tengan cuidado con la codicia", "la vida de uno no está asegurada por los bienes" (v. 15). 

Para entender mejor el contenido de su mensaje, Jesús nos propone una parábola: un hombre que queria acumular sólo para él y que por su avacicia se portó como necio.

El problema realmente es atesorar sólo para si mismos (v.21). Lo más importante es enriquecerse en las cosas de Dios.

Nosotros ahora podemos hacernos estas preguntas:

¿Cuál es nuestra actitud ante las cosas materiales?

¿Nos sentimos realmente libres ante los bienes o hacemos depender el significado de nuestra vida en base a las cosas que tenermos?

¿Realmente reconocemos que los bienes que hay en el mundo son para todos?

¿Qué cambios podemos dar todavía ante esta palabra que nos hemos encontrado este domingo?

¡Animo!