XXVI Domingo del Tiempo Ordinario

02.10.2015 21:20

Mc 9,38-43.45.47-48

DECIDIR POR LA OBRA BUENA...

El mensaje evangélico de este domingo nos presenta de modo sutil una verdad importante sobre nuestra vida práctica: todo detalle pequeño bien hecho tiene un significado, una motivación y contribuye a la historia de vida y de salvación; además, tendrá su recompensa.

Las obras bien hechas proceden de la gracia de Cristo. El que camina según esa gracia hace obras que construyen el Reino. Son los detalles de todos los dias, grandes y pequeños, los que dan sabor la vida del Reino. Son obras con sabor de concretez: un vaso de agua, un sonrisa, un palabra de ánimo, tiempo de calidad, una invitación, un buen ejemplo...

También hay otro detalle que tiene su influencia desde lo pequeño: el escándalo. Debemos tener cuidado de no dar escándalo, por varias razones:

- Los pequeños (podríamos decir pequeños en la fe) podrían desanimarse y ese es un daño muy fuerte. Pensemos en los malos ejemplos de los cosagrados o de los padres de familia que no ayudan a sus hijos a caminar en la fe.

- Se puede degenerar nuestra vida social (representada en las manos y pies) lo cual implica un daño a la vida de comunión.

- Se puede dañar nuestra  sensibilidad religiosa (representada en el ojo) trayendo graves consecuencias en nuestra relación con Dios, consecuentemente también dañaría nuestra propia identidad de hijos de Dios.

Todo  escándalo tiene su recompensa. Tambien toda obra buena tiene su recompensa; por eso es importante tener cuidado sobre la manera en cómo tomamos nuestras decisiones. 

¡Decidámonos cotidianamente por las obras que construyen y dan vida!... desde lo pequeño.

La motivación principal para decidirse por la obra buena es porque al hacer la obra buena la estamos haciendo a Cristo. Y esto es un camino seguro para la trascendencia. Así lo explicaba Mons. Romero: "Mirar en el pequeñuelo alguien que representa a Cristo. Y volvemos aquí a la opción preferencial por los pobres. No es demagogia, es evangelio puro, si no nos preocupamos de los intereses del pobrecito, del pequeñuelo, pero no de cualquier modo, sino porque representa a Jesús, por la fe que abre el humilde, el marginado, el pobre, el enfermo; mirar en él a Jesús, esa es la trascendencia" (Homilía 30-09-18).

La invitación es a conectarnos más con Jesús para seguir con nuestras buenas obras. ¡Realizar nuestras obras por Cristo y para Cristo!

Ánimo!