XV Domingo del Tiempo Ordinario
(Biblia de Nuestro Pueblo)
25 En esto un doctor de la ley se levantó y, para ponerlo a prueba, le preguntó: —Maestro, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna? 26 Jesús le contestó: —¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué es lo que lees? 27 Respondió: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, al prójimo como a ti mismo. |
28 Entonces le dijo: —Has respondido correctamente: obra así y vivirás. 29 Él, queriendo justificarse, preguntó a Jesús: —¿Y quién es mi prójimo? 36 ¿Quién de los tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los asaltantes? 37 Contestó: |
Lc 10,25-37
Practicar la misericordia
La parábola del "buen samaritano" nos ayuda a ver la vida cristiana como una obra de amor: como don aceptado y recibido y como compromiso.
- El amor es un don de Dios. La vida eterna se recibe como don, como regalo.
- El amor recibido nos mueve a vivir el amor hacia los hermanos.
- El amor es cuestión de práctica de la misericordia.
- La misericordia se vive en modo concreto, con obras reales, cercanas y permanentes.
- El amor se vive donando tiempo, energías, dedicación, atenciones... vida. Superando prejuicios, límites culturales o raziales; superando también ideologías de todo tipo.
- La invitación de Jesús es "¡haz tu lo mismo!". En esa frase se resume todo el estilo de vida del Mestro, que invita a vivir siempre dando vida a los otros.
Nuestra pregunta:
¿Estamos dispuestos nosotros a hacer lo mismo?