XV Domingo del Tiempo Ordinario
Mc 6,7-13
LA MISIÓN DE LOS DOCE
Jesús predica la Buena Nueva del Reino. Su misión la cumple en Cafarnaún y últimamente en Nazaret, Pero, en Nazaret, su esfuerzo no ha tenido los frutos esperados. Ahora cambia de estrategia: convoca a los Doce para una misión un poco particular, con características llenas de testimonio personal. Esta misión misión es como un "pequeño ensayo" de lo que será la gran misión que Jesús deja después de su resurrección.
Antes había llamado a los Doce para "que convivieran con él y para enviarlos a predicar con poder para expulsar demonios" (Mc 3,14-15). Esta vez no los envía a predicar, ni los envía a expulsar demonios, aunque si les da poder sobre los espíritus inmundos. La misión, esta vez, consiste en: ir de dos en dos a dar testimonio de una vivencia particular de la fraternidad, la libertad, la confianza mutua, la igualdad, la solidaridad, la humildad, la carencia de ambición y la sencillez.
El Evangelio de Marcos afirma que los Doce, al final, hicieron otra cosa, lo cual parece corresponder a una necesidad extra que descubrieron los enviados. Sin embargo, podemos decir que la predicación forma parte implícita del testimonio. Los Doce, específicamente, se dedicaron a:
a) PREDICAR LA CONVERSIÓN: la fuerza de la Palabra debe motivar al cambio radical, debe haber sincero arrepentimiento para que pueda darse la apertura a los tesoros del Reino.
b) EXPULSAR DEMONIOS: Jesús les da poder sobre los espíritus inmundos; ese poder es para liberar a un pueblo de cualquier atadura. También hoy la Iglesia sigue siendo enviada a liberar de todo aquello que no deja florecer el Reino.
c) UNGIR CON OLEO A LOS ENFERMOS: para sanar a los enfermos se acercan con aceite, lo cual da fortaleza y da esperanza.
La misión se volvió más completa e integral. No se debe olvidar, sin embargo, que a la base primero está la exigencia del testimonio.
En definitiva, vale la pena poner atención a: las cosas que debe hacer el enviado, cómo debe presentar el mensaje o su testimonio y saber dar una respuesta ante la acogida o el rechazo.
Según nuestro parcer, ¿qué va primero el testimonio o la predicación? ¿Tienen que darse al mismo tiempo?
¿Cuál debe ser el nexo entre proclamación de la palabra, expulsión de demonios y consuelo a los enfermos?
En nuestro contexto concreto, ¿a qué misión nos está enviando el Señor?
¡Ánimo!