XIV Domingo del Tiempo Ordinario

06.08.2016 15:41

Lc 10,1-12.17-20

La misión y sus frutos

Nos encontramo este domindo un texto misionero. Siempre con un dinamismo de ida y vuelta. San Lucas nos relata la misión de los setenta y dos discipulos y los frutos recogidos de esa misión.

Veamos algunos puntos interesantes del relato y destaquemos el mensaje para nosotros:

— Los enviados van por delante (v.1) como para preparar el camino. Somo siempre llamados y enviados, somos discípulos y misioneros. Esta es una identidad que se presenta como permanente. Este es un servicio para el mundo que necesita una palabra que ilumine el camino y el sentido de todo lo que hacemos.

— La necesidad de la oración (v.2). Es importante pedir al Dueño de la mies que envíe más obreros a su mies. La oración es un ejercicio que debe estar antes, durante y después de la misión. 

El Papa Francisco propone que seamos evangelizadores con espíritu: «Evangelizadores con Espíritu quiere decir evangelizadores que oran y trabajan. Desde el punto de vista de la evangelización, no sirven ni las propuestas místicas sin un fuerte compromiso social y misionero, ni los discursos y praxis sociales o pastorales sin una espiritualidad que transforme el corazón». (Evangelii Gaudium, 262)

— La misión se realiza en contextos muy variados (vv.3-9). Pero el mensaje siempre es el mismo: "El Reino de Dios está cerca" (vv. 9.11). Esto nos da una clave para nuestra misión que tenemos en el mundo de hoy. Sea como sea lo importante es destacar la esencia del mensaje: el Reino. El Reino entendido como actualización de la misericordia. Se podria decir que la misericordia es el corazón de nuestro anuncio misionero (A. Cencini).

— La mision siempre da frutos: Satanás es vencido (v.18) cuando se anuncia con fuerza y valentía el mensaje del Reino. La obra de Dios se realiza y se actualiza cuando los discípulos misioneros aceptamos el reto de vivir nuestra identidad. Algo nuevo siempre comienza cuando le mensaje de Reino se hace presente en cualquier contexto.

Preguntas para nosotros:

nuestra misión hoy

¿Cuál es? ¿Dónde realizarla? ¿Con que medios? ¿Por cuanto tiempo? 

¿Podemos agradecer al Señor por los frutos de todas las misiones asumidas antes de nosotros?

¡Animo!

 

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Para profundizar:

Evangelii Gaudium 120: En virtud del Bautismo recibido, cada miembro del Pueblo de Dios se ha convertido en discípulo misionero (cf. Mt 28,19). Cada uno de los bautizados, cualquiera que sea su función en la Iglesia y el grado de ilustración de su fe, es un agente evangelizador, y sería inadecuado pensar en un esquema de evangelización llevado adelante por actores calificados donde el resto del pueblo fiel sea sólo receptivo de sus acciones. La nueva evangelización debe implicar un nuevo protagonismo de cada uno de los bautizados. Esta convicción se convierte en un llamado dirigido a cada cristiano, para que nadie postergue su compromiso con la evangelización, pues si uno de verdad ha hecho una experiencia del amor de Dios que lo salva, no necesita mucho tiempo de preparación para salir a anunciarlo, no puede esperar que le den muchos cursos o largas instrucciones. Todo cristiano es misionero en la medida en que se ha encontrado con el amor de Dios en Cristo Jesús; ya no decimos que somos «discípulos» y «misioneros», sino que somos siempre «discípulos misioneros». Si no nos convencemos, miremos a los primeros discípulos, quienes inmediatamente después de conocer la mirada de Jesús, salían a proclamarlo gozosos: «¡Hemos encontrado al Mesías!» (Jn 1,41). La samaritana, apenas salió de su diálogo con Jesús, se convirtió en misionera, y muchos samaritanos creyeron en Jesús «por la palabra de la mujer» (Jn 4,39). También san Pablo, a partir de su encuentro con Jesucristo, «enseguida se puso a predicar que Jesús era el Hijo de Dios» (Hch 9,20). ¿A qué esperamos nosotros?

 

Redemptoris Missio, 2: Muchos son ya los frutos misioneros del Concilio: se han multiplicado las Iglesias locales provistas de Obispo, clero y personal apostólico propios; se va logrando una inserción más profunda de las comunidades cristianas en la vida de los pueblos; la comunión entre las Iglesias lleva a un intercambio eficaz de bienes y dones espirituales; la labor evangelizadora de los laicos está cambiando la vida eclesial; las Iglesias particulares se muestran abiertas al encuentro, al diálogo y a la colaboración con los miembros de otras Iglesias cristianas y de otras religiones. Sobre todo, se está afianzando una conciencia nueva: la misión atañe a todos los cristianos, a todas las diócesis y parroquias, a las instituciones y asociaciones eclesiales.

No obstante, en esta « nueva primaveras del cristianismo no se puede dejar oculta una tendencia negativa, que este Documento quiere contribuir a superar: la misión específica ad gentes parece que se va parando, no ciertamente en sintonía con las indicaciones del Concilio y del Magisterio posterior. Dificultades internas y externas han debilitado el impulso misionero de la Iglesia hacia los no cristianos, lo cual es un hecho que debe preocupar a todos los creyentes en Cristo. En efecto, en la historia de la Iglesia, este impulso misionero ha sido siempre signo de vitalidad , así como su disminución es signo de una crisis de fe.

A los veinticinco años de la clausura del Concilio y de la publicación del Decreto sobre la actividad misionera Ad gentes y a los quince de la Exhortación apostólica Evangelii nuntiandidel Papa Pablo VI, quiero invitar a la Iglesia a un renovado compromiso misionero, siguiendo al respecto el Magisterio de mis predecesores. El presente Documento se propone una finalidad interna: la renovación de la fe y de la vida cristiana. En efecto, la misión renueva la Iglesia, refuerza la fe y la identidad cristiana, da nuevo entusiasmo y nuevas motivaciones. ¡La fe se fortalece dándola! La nueva evangelización de los pueblos cristianos hallará inspiración y apoyo en el compromiso por la misión universal.

Pero lo que más me mueve a proclamar la urgencia de la evangelización misionera es que ésta constituye el primer servicio que la Iglesia puede prestar a cada hombre y a la humanidad entera en el mundo actual...