V Domingo - Tiempo Ordinario

07.02.2014 19:58

Mt 5,13-16

LAS OBRAS BUENAS SON LUZ Y SON SAL

Las palabras de Jesús en el Sermón de la Motaña son palabras que inquietan de modo especial. El mensaje es directo y comprometedor. Jesús, hablando con imágenes, ofrece una idea concreta de lo que deben ser sus seguidores. Más concentrados en el ser que en el hacer. El seguimiento de Jesús tiene sus exigencias, o mejor dicho, tiene unas caraterísticas particulares que dan identidad al que se pone en camino con el Maestro.

El modo concreto de ser sal y luz podríamos decir que es la práctica de las buenas obras. ¿Cómo podemos entender estas buenas obras? ¿Cuáles pueden ser las buanas obras hoy? ¿Qué tan concretas pueden ser esas buenas obras? Para responder a estas interrogantes tratemos de resumir algunos puntos específicos:

— Buena obra es la evangelización hecha con alegría: dar siempre una palabra que oriente la historia y la vida personal; hablar siempre de los posibilidades de construir y hacer ver el Reino; se trata, entonces, de actualizar la Buena Noticia de Jesús para cada contexto y para cada persona.

— Buena obra es el compromiso concreto con el que sufre, al estilo del buen samaritano: solidaridad vivida con profundo estilo cristiano; gestos concretos que manifiesten  que somos como una extención de las mismas manos de Jesús, sobre todo hacia los que más sufren.

— Buena obra es la oración personal o litúrgica, vivida con intensidad y confianza:  es la experiencia sacerdotal (propia de nuestro bautismo) que nos impulsa a estar en continuo diálogo con el Señor, para dar gracias, suplicar, alabar, pedir, interceder, confiar y abandonarse en su Providencia.

En estos tres puntos podemos resumir la pastoral profética, social y litúrgica. Es el resumen de las líneas de acción principales que debe seguir la Iglesia hoy. Sigamos en este esfuerzo, para darle sabor al mundo (sal) y también para dar orientación al mundo (luz). Y en todo esto debemos "primerear", como dice el Papa Francisco.

¡Ánimo!

 

Nos preguntamos:

¿Estoy iluminando a mis hermanos? (la luz es para los otros)

¿Estoy dando sabor a la vida de mi comunid? (la sal es indispensable)

 

Para profundizar:

Lumen Gentium 1:

Cristo es la luz de los pueblos. Por ello este sacrosanto Sínodo, reunido en el Espíritu Santo, desea ardientemente iluminar a todos los hombres, anunciando el Evangelio a toda criatura (cf. Mc 16,15) con la claridad de Cristo, que resplandece sobre la faz de la Iglesia. Y porque la Iglesia es en Cristo como un sacramento, o sea signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano, ella se propone presentar a sus fieles y a todo el mundo con mayor precisión su naturaleza y su misión universal, abundando en la doctrina de los concilios precedentes. Las condiciones de nuestra época hacen más urgente este deber de la Iglesia, a saber, el que todos los hombres, que hoy están más íntimamente unidos por múltiples vínculos sociales técnicos y culturales, consigan también la plena unidad en Cristo.

 

Además:

https://www.ocarm.org/es/content/lectio/lectio-divina-5-domingo-tiempo-ordinario

https://www.youtube.com/watch?v=c3vd5BQNWo4