V Domingo del Tiempo Ordinario

06.02.2016 16:05

Lc 5,1-11

LO DEJARON TODO Y LO SIGUIERON

Después de la presentación de Jesús en Nazaret, incluso con el rechazo de algunas personas. Ahora nos concentramos en un camino que se puede hacer con aquellos que dan una respuesta positiva a la propuesta del Señor. Quizá esta reflexión nos puede ayudar a evaluar nuestras respuestas.

Las escena vocacional que nos presente Lucas en el capítulo 5, en el 5º Domingo del Tiempo Ordinario, está llena de detalles sabrosos que nos inspiran a nos mueven a pensar sobre nuestra propia vocación. Me gustaría proponer sólo algunos detalles:

- Confianza en la palabra: Simón reconoce la presencia del misterio en Jesús, por eso es capaz de seguir las indicaciones de Jesús: “en tu nombre echaré las redes” (v.5); esta confianza también la necesitamos hoy; necesitamos reconocer que Jesús sigue llamando y que la misión se cumple con la fuerza de su Palabra.

- Radicalidad de la respuestas: la respuesta de aquellos hombres fue decidida, inmediata, total, envolvente, radical; desde ese día toda la vida de esos pescadores fue totalmente diferente: ahora trabajarían para el Reino. El desapego total es tan importante para redefinir una nueva identidad. Es como seguir aquella ley de la vida que dice: "dejar algo bueno, para encontrar algo mejor".

- La misión es comprensible: Jesús hace una propuesta comprensible: “los haré pescadores de hombres”; esas palabras estaban totalmente en sintonía con la mentalidad de los destinatarios, que ahora deben asumir una nueva tarea. La metáfora de Jesus se podría explicar con lenguajes nuevos: nos invita a ser administradores, educadores, formadores, servidores… de hombres!

- La pedagogía divina: Jesús va llamando poco a poco, ganándose la confianza de aquellos que necesita para la misión, les habla con palabras accesibles, les presenta signos y les invita a la decisión. Todo es un acto de amor. Más tarde les dirá Jesús: soy yo quien los he elegido a Ustedes (Jn 15,16) . La mirada de Dios sobre nosotros siempre está primero. Quizá es el momento para pensar más en nuestra mirada en la propuesta de Jesús.

Conclusión: la vocación de todo cristiano se juega entre dos verbos: “dejar” y “seguir”. Este es el dinamismo que da sabor a la vida de toda persona que se siente permanentemente “llamada”. Nuestra condición de “vocacionados” determina todas nuestras decisiones cotidianas. Dios nos sigue llamando… ¿seguiremos respondiendo?