V Domingo de Pascua
Jn 15,1-8
PERMANECER PARA DAR FRUTO
La comparación que presenta Jesús en este capítulo 15 del evangelio de Juan es particularmente clara, determinante y al mismo tiempo comprometedora. Se trata de un "vivir-permanecer" en Jesús para dar fruto.
Los signos de la vida, estando unidos a Cristo, se manifiestan sobre todo en los frutos. Pero se trata de buenos frutos, porque la vida que recibimos de la Cepa (Jesús) es "verdadera". Quiere decir que puede existir una vida falsa (fuera de Jesús), que da frutos que no sirven...
Dos puntos particularmente significativos de nuestro "vivir-permanecer" en Jesús son:
- El sarmiento que no da fruto es arrancado (v. 2), es arrojado fuera y se seca (v. 6), es tirado al fuego (v. 6). Es decir que estar separados de la cepa nos causa un gran daño. No es posible dar fruto sin Cristo.
- El sarmiento que da fruto, es podado (v. 2), para que dé frutos más copiosos. La poda puede ser dolorosa, pero también fuente de muchas alegrías. El sentido de la poda es la purificación. Siempre es necesaria la purificación para madurar en la vida! Luego, otro detalle especial: El Padre es glorificado en los frutos (v. 8).
La pregunta para nosotros ahora es: ¿qué fruto queremos dar?
Si nos hemos decidido por dar buenos frutos, entonces debemos permanecer cada vez más unidos a Cristo y estar dispuestos a la poda (purificación). Sin Cristo no se puede dar buenos frutos. Sin un buen proceso de purificación no logramos ser "libres para" seguir amando.
La clave para estar unidos a Cristo: la espiritualidad auténticamente cristiana, que incluye fe y obras, oración y acción, contemplación y compromiso solidario, conversión, búsqueda, responsabilidad, donación...
¡Ánimo!