V Domingo de Cuaresma
Jn 8,1-11
JESUS NO CONDENA
Seguimos en camino cuaresmal. La palabra de Dios que encontramos en este domingo sigue siendo una palabra que nos da consuelo, porque nos presenta un Dios que no condena. Y esto nos puede motivar bucar más al Señor.
La escena que se nos presenta en los primeros versículos del capítulo 8 del evangelio de Juan está llena de sorpresas agradables, porque nos hacen ver a Jesús como sacramento de la misericordia del Padre. La gran noticia es que Dios, en su infinito amor no condena, sólo perdona; y también motiva a caminar en la vida nueva. La pedagogía de Jesús es impresionante: no condena a la mujer y tampoco condena a los acusadores.
La mujer podía ser apedreada, pero Jesús aclara que el juicio debe ser justo. No es justo que se mate sólo a la mujer cuando la ley decía que también el hombre debía morir (Dt 22,22). Por tanto, Jesús defiende a la mujer. Pero lo mejor de todo es que Jesús enseña una nueva justicia, nos muestra un el rostro de un Dios que no mide según nuestros criterios. Su amor supera todo. Es un Dios misericordioso.
La defensa va más allá. Jesús al pone el reto de tirar la piedra si alguien está sin pecado ayuda a que descubramos nuestro modo equivocado de medir la vida moral. Nadie se siente libre. Al final Jesús no condena a la mujer. Le devuelve la paz; le hace ver la vida con esperanza; le presenta un nuevo camino: en adelante no vuelvas a pecar. Jesús tampoco condena a los acusadores y les da una posibilidad de reencontrarse consigo mismo.
Otra cosa importante es entender cómo es el corazón de Dios, que no condena al pecador. Ciertamente está en contra del pecado (porque destruye al hombre) y defiende al pecador (para que encuentre vida). Jesús busca la vida de todos. Y nos motiva a todos a pasar de la esclavitud a la libertad de vivir como hijos de Dios.
Nos preguntamos:
¿Qué camino nos está proponiendo a cada uno?
¡Ánimo!