DISCIPULADO CONSCIENTE (Quinto paso)

22.03.2022 22:54

Un discipulado consciente (Quinto paso)

 

El estilo de vida

 

Hemos llegado a la última de una serie de cinco reflexiones. Recordemos que nuestro interés ha sido ayudar a que meditemos un poco más sobre nuestro discipulado, conociéndonos a nosotros mismos, para dar la mejor respuesta a la llamada que el Señor nos hace a todos.

 

En este quinto paso nos concentramos en una frase que puede ser como la síntesis de nuestro discipulado: el estilo de vida responsable. Trataremos de trazar algunos rasgos del perfil del discípulo ideal, precisamante porque –como hemos dicho– se trata de encaminarnos desde el “yo actual” hacia el “yo ideal”. En ese camino se puede destacar un estilo de vida que construye y determina la identidad del discípulo.

 

El primer elemento que debe estar claro es la estima de sí mismo. Dicen los Autores que estamos siguiendo: “La identidad es un concepto, pero la estima de sí mismo es una experiencia” (p. 169). No podemos vivir sin tener estima de nosotros mismos. En esa estima se pueden descubrir dos elementos muy importantes para nuestro discipulado: seguridad y confianza en sí mismo, que son fundamentales para enfrentar cualquier compromiso en la vida y tambiés las relaciones con los demás. Si vamos a vivir en un discipulado tras las huellas de Jesús y junto con otros hermanos, entonces necesitamos tener estima de nosotros mismos. Y para que se dé esa autoestima es necesario conocernos objetivamente, capacidad de apreciar lo que se es, tener una sana tensión hacia un bien-valor y la integración de lo negativo presente en la propia vida (p. 170).

 

Otro elemento clave para mantener nuestro estilo como discípulos es la percepción. Dicen los Autores: “Existir como persona significa también elaborar una recta percepción de sí y de la realidad” (p. 221). Para que se dé una recta percepción es necesario tener en cuenta los estímulos que nos llegas del exterior y cómo los percibimos con los sentido y también con la razón, hasta que hagamos un juicio lo más objetivo posible. Si somos discípulos debemos saber responder a esta pregunta: ¿Quién es Jesús para mi? De la respuesta que demos a esta pregunta se aclara quién soy yo, cómo estoy ubicado en el camino y cómo debo vivir. Es muy importante ser realistas, para no engañarnos en el camino.

 

 El tercer elemento que vale la pena tener en cuenta en nuestro estilo de vida como discípulos es la libertad. La decisión o las decisiones que tomamos en el camino deben ser un acto consciente y deliberado. Es importante que nuestras motivaciones sean conscientes. Si bien es cierto que también se mezclan inevitablemente las motivaciones inconscientes, lo importante es saber detectar la mezcla y luego orientar todo hacia el objetivo que merece la pena. Para todo este ejercicio es muy útil aclarar contenidos, motivos y acciones, las que se dan de modo consciente o inconsciente. Y en todo el ejercico aprendermos a darnos cuenta que es el único “yo” el que está en camino y siempre es responsable (p. 247). Somos responsables de nuestra propria experiencia de discipulado porque somos libres.

 

Por último, me gustaría hacer referencia a esta verdad psicológica que nos presentan los Autores: las motivaciones se aprenden. Esto quiere decir que existe un proceso de aprendizaje y de internalización de las motivaciones. Cuando este proceso se da correctamente entonces se “aprende a vivir” como discípulos. Eso significa interiorizar las motivaciones que mantienen al discípulo en relación con su Maestro. Cuando se da la internalización de las motivaciones los valores se hacen propios y no permanecen sólo como normas exteriores. Por ejemplo, hago oración porque reconozco que es mi modo de estar en comunión con mi Maestro y no sólo porque es una ley que cumplir. Lo mismo se puede decir del mandamiento del amor. Finalmente, podemos afirmar que sólo cuando se ha internalizado la importancia del discipulado se puede mantener la perseverancia.

 

Nuestro discipulado es nuestro modo de vida frente a Dios, es la identidad que nos da plenitud y determina nuestro modo de ser y actuar. Por tanto, es muy importante que lo vivamos conscientemente para que sea eficaz, edificante y plenificante.

 

Les deseo a todos un buen camino de discipulado a lo largo de la vida.

 

P. Rafael 

 

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Algunas palabras para concluir la reflexión:

“La libertad total no es nunca accesible al hombre. Como también su libertad parcial no es nunca un dato de hecho, sino una conquista. El hombre no nace libre, sino que lo llega a ser. Nacer libres es un concepto anagráfico, no psicológico. Al inicio el hombre está en condición de determinismo; en la medida en que logre salir de él llegará a ser creador de sí. Este margen de libertad conquistado es siempre relativo y, aunque pequeño, se convierte para él en símbolo de su existencia; o al menos de esa parte de existencia que cuenta más, porque ha sido creada por él. Esta área de mayor o menor libertad es lo que hemos llamado ‘segunda dimensión’, lugar por excelencia de la acción educativa” (A. Cencini – A. Manenti, Psicología y Formación. Estructura y Dinamismos, Bologna, 1985, p. 384).