Estos días he escuchado un comentario en la radio sobre una de las preocupaciones más sentidas de la Iglesia en Italia: la falta de transmisión de la fe en las familias jovenes.

 

La secularización es una realidad en Italia y en toda Europa. Esta secularización puede ser vista como una consecuencia de un proceso de varios años; o puede ser vista como la causa de otros fenómenos que están por llegar. Sin duda, esta consideración nos debe poner en una actitud más atenta sobre lo que debemos y podemos hacer como comunidad cristiana.

 

Una de las claves es la transmisión de la fe. Este es un "compromiso vital" que determinará, en gran medida, la vida de la comunidad cristiana.

 

La transmision de la fe en la familia era fundamental en la cultura hebrea. El libro del Deuteronomio enfatiza esa práctica familiar: "Cuando el día de mañana te pregunte tu hijo: ¿Qué son esas normas, esos mandatos y decretos que les mandó el Señor, su Dios?, le responderás a tu hijo: Éramos esclavos del faraón en Egipto y el Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte; el Señor hizo ante nuestros ojos signos y prodigios grandes y tremendos contra el faraón y toda su corte. A nosotros nos sacó de allí para traernos y darnos la tierra que había prometido a nuestros padres" (Dt 6,20-23).

 

En el Nuevo Testamento también encontramos muchos testimonios de la importancia de una tradición, entendida como transmisión de puntos fundamentales de fe; por ejemplo, la transmisión de la práctica de la celebración de la eucaristía (1Cor 11,23-25) o la transmisión del Kerigma (1Cor 15,1-10).

 

Es importante transmitir. También es imortante saber qué transmitir y cómo hacerlo.

 

Pidamos la sabiduría al Señor para los padres de familia sean verdaderos testigos de la fe para sus hijos.

 

Animo!