En la vida normal y en la vida espiritual pasamos momentos difíciles, a veces de crisis o desánimo, o puede ser de confusión, enfermedad, tedio, desorientación... todas estas situaciones son superables, pero para que haya recuperación siempre es necesaria una terapia.

 

Las terápias siempre son dolorosas, requieren disciplina y una buena dosis de entusiasmo. Yo he pasado hace algunas semanas atrás por un proceso de recuperación de mi mano. Para que la recuperación se diera en modo completo ha sido necesario pasar por una serie de terapias dolorosas, pero que realmente me han ayudado a encontrar una relativa normalidad. En el proceso de las terapias he aprendido muchos elementos que uno no se da cuenta hasta que pasa por esos procesos.

 

En mi aprendizaje he podido descubrir la importancia del movimiento, del estiramiento, de la constancia y de la confianza. Todo esto aplicado a la realidad concreta de una mano. Pero si lo aplicamos a la vida espiritual, también se pueden sacar alguna enseñanzas importantes. Me explico mejor.

 

El movimiento y el estiramiento son importantes para que las articulaciones se mantengas vivas, funcionales y en buena forma. También en la vida espiritual necesitamos mantenernos en constante crecimiento, en camino, en seguimiento, como nos pide Jesús. Necesitamos dar pasos de fe para saber que estamos vivos en la fe. Esos pasos pueden ser dolorosos porque se deben tomar decisiones nuevas en la vida (dejar atrás algunos pecados), pero son necesarios para que haya maduración.

 

La constancia y la confianza son necesarias cuando uno asume el proceso de las terapias. Al inicio se tiende a pensar que no se verán los frutos, pero con el tiempo se va notando la mejoría. Y eso motiva a seguir esperando. En la vida espiritual también necesitamos caminar con constancia y confianza, con la esperanza que estamos construyendo nuestro propio camino de salvación con la gracia de Dios. Mientras caminamos en la fe aprender a tener mirada más amplia y profunda de lo que nos prometió Jesús.

 

Otro detalle interesante del proceso de las terapias es la importancia de alquien que sepa y nos ayude seguir el proceso. En la vida espiritual necesitamos de una "guía espiritual" que nos dé las mejores indicaciones para seguir un buen camino de fe. Tratemos siempre de buscar ayuda apropiada.

 

Por todo lo dicho, les propongo que pensemos en nuestras enfermedades espirituales y en las posibles terapias que debemos seguir para que sanemos. Aunque nos cueste seguramente veremos frutos...

 

Un abrazo,

 

P. Rafael