RENACER

13.05.2020 10:16

Aprendiendo a renacer

 
El contexto en el que nos ha tocado vivir la Pascua del Señor este año ha generado un sin número de pensamientos y sentimientos encontrados: dolor y ánimo, desesperanza y resiliencia, estrés y relajación, silencio y saturación de noticias, soledad y encuentros virtuales... en fin, una serie de experiencias que, si las leemos bien desde la fe, nos conducen a reconocer una cosa importante: estamos llamados a renacer.
 
Desde cualquier situación nosotros, como hijos de Dios y seguidores del Resucitado, tenemos la capacidad de recomenzar. Esto es posible gracias al don de la vida que Jesús Resucitado nos da al donarnos su Espíritu. Nosotros seguimos caminando en la vida, con la certeza de que la Luz del Señor ha iluminado nuestros corazones y, por tanto, podemos dar una esperanza nueva al mundo.
 
Esta pandemia nos está impulsando a renacer. Pero dedemo aprender a renacer. Esto significa que debemos aprender a dar pasos que nos llevarán a la nueva vida. Propongo: espíritu positivo, meditación proactiva, palabras de ánimo para nosotros mismos y para los otros, gestos de solidaridad, proyectar el camino, vivir con gratitud.
 
¡Animo!
 
Vale pena leer aquí y meditar con este texto
 
1Pe 1,3-9

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva, para una herencia incorruptible, pura, imperecedera, que les está reservada en el cielo. La fuerza de Dios les custodia en la fe para la salvación que aguarda a manifestarse en el momento final.

Alégrense de ello, aunque de momento tengan que sufrir un poco, en pruebas diversas: así la comprobación de su fe —de más precio que el oro, que, aunque perecedero, lo aquilatan a fuego— llegará a ser alabanza y gloria y honor cuando se manifieste Jesucristo.

No han visto a Jesucristo, y lo aman; no lo ven, y creen en él; y se alegran con un gozo inefable y transfigurado, alcanzando así la meta de su fe: vuestra propia salvación.