REFORMAR

11.11.2016 11:17

Reformar

 
Hemos celebrado el pasado 15 de octubre la fiesta en honor a Santa Teresa de Jesús, la gran reformadora del Carmelo. Ella fue una mujer de profunda comunión con Dios y por eso convencida de los nuevos caminos que debía promover para la vida religiosa. Al recordar su testimonio nos vemos motivados a repensar en la tarea que todos tenemos de reformar la vida, la pastoral y la espiritualidad continuamente.
 
Pensemos en algunas cosas básicas:
- Reformar significa dar otra forma con el objetivo de mejorar lo que ya se tiene.
- Implica una crisis, un dolor, una lucha; y también implica tomar opciones buscando los mejores frutos.
- Es un dinamismo que pretende fortalecer la vida espiritual.
- Se trata de una transformación, que comienza desde dentro.
 
Tomando en cuenta lo anterior nos damos cuenta que las reformas son las que generan vida, ya que son las que nos ayudan a crecer y madurar.
 
Podríamos decir también que la reforma es una gracia, es un don de Dios; él es el único que genera la vida.
 
En el dinamismo de la reforma se requiere de un corazón valiente y convencido, decidido a apuntar hacia los objetivos más altos.
 
En el proceso de reforma también debemos considerar el tiempo; no todo se da con velocidad; debemos ir paso a paso, con esperanza y con una buena visión de futuro.
 
El ejemplo de Santa Teresa es iluminador: su inconformidad con el estilo de la vida cristiana del momento le motivó a la reforma; pero comenzó desde dentro, desde ella misma, desde su comuníon con Dios. Poco a poco logró involucrarl a otros en esa corriente de vida. Fue una mujer valiente y decidida, con la mirada firme en el Señor.
 
Concluyamos diciendo que la reforma siempre comienza desde lo pequeño y avanza hasta lo más complejo. Todo esto requiere paciencia y mucho más perseverancia.
 
Animémonos a caminar en este sentido.