POR MEDIO DEL HERMANO
19.11.2021 09:57
POR MEDIO DEL HERMANO
Es muy significativo cómo en la biblia se nos habla de muchas maneras y en muchas ocasiones sobre el culto a Dios que se realiza por medio del hermano. Es decir, para llegar a Dios se necesita tener una relación concreta, directa y real con el hermano.
Por eso, para mostrar el amor a Dios es necesario comenzar por el amor al hermano. A Dios, en su trascendencia no lo vemos, pero al hermano en su concretez sí lo vemos. Para llegar hasta la trascendencia de Dios se comienza con el encuentro concreto con el hermano, ya que todos nosotros aprendemos a descubrir la verdad desde el encuentro con la experiencia cotidiana.
Por eso para esta semana les propongo pensar un poquito sobre esa conexión fundamental entre la trascendencia y la inmanencia que se realiza en modo concreto por medio del ser humano, del hermano. Llegamos hasta la profundidad y la altura de Dios comenzando desde la inmediatez del encuentro fraterno. En ese encuentro con el prójimo se pone en juego nuestro descubrimiento del verdadero rostro de Dios.
Podríamos decir que la "projimidad" es la actitud necesaria para descubrir la filiación divina y la fraternidad universal. También la "projimidad" nos ayuda a redimensionar la fraternidad en todas las direcciones posibles. Es necesario, por tanto, repensar la importancia de la mediación de cada hermano. Cada hermano es un camino que nos conduce a Dios. Por eso San Juan Pablo II decía: "El hombre en la plena verdad de su existencia, de su ser personal y a la vez de su ser comunitario y social —en el ámbito de la propia familia, en el ámbito de la sociedad y de contextos tan diversos, en el ámbito de la propia nación, o pueblo (y posiblemente sólo aún del clan o tribu), en el ámbito de toda la humanidad— este hombre es el primer camino que la Iglesia debe recorrer en el cumplimiento de su misión, él es el camino primero y fundamental de la Iglesia, camino trazado por Cristo mismo, vía que inmutablemente conduce a través del misterio de la Encarnación y de la Redención" (Redemptor Hominis, 14).
¿Hemos descubierto al hermano como camino y mediación? ¿o como posibilidad?
¿O vemos al hermano sólo como obstáculo o adversario?
Un abrazo,
Animo,
Rafael.