Por experiencia sabemos que se hace un esfuerzo menor cuando caminamos en bajada que en subida. Cuando vamos en bajada incluso nos sentimos llamados a acelerar el paso. Pero cuando vamos en subida, el esfuerzo y el sacrificio nos hacen ir más lento, pero también nos hace pensar que en ese esfuerzo el sabor de la recompensa será especial.

 

El "plano inclinado" es una teoría psicológica, usada sobre todo en el contexto de la formación permanente de los sacerdotes (A. Cencini). Pero también puede ser aplicable a toda persona,  ya que todos estamos continuamente en formación, es decir, esta teoría es aplicable a toda persona que quiere hacer un proceso de maduración.

 

Si el plano es inclinado y nos toca caminar hacia arriba, se realiza una maduración, con disciplina, esfuerzo, hábitos y actitudes, en los que se pone en juego la inteligencia y la voluntad, para edificar la persona y manifestar la madurez. Este camino, hecho con atención, produce muchos frutos positivos y conduce a la plenitud.

 

Si el plano es inclinado hacia abajo, se camina más fácilmente, sin esfuerzo y hasta se puede caer en automatismo. En cuestión de madurez personal, el problema es comenzar con pequeños malos comportamientos (podríasmos decir "pecadillos"), que se van agrandando, hasta convertirse en malos hábitos y, peor aún, malas actitudes. Esto no contribuye a la madurez, sino que degenera el verdadero rostro de lo que debemos ser como persona. Este plano inclinado nos puede hacer resbalar y no sabemos dónde iremos a terminar....

 

Una pregunta que nos puede ayudar: ¿qué caminos estamos dispuestos a recorrer?

 

Animo,

P. Rafael