Todos nosotros miramos la realidad según nuestros intereses, prioridades y sensibilidades, incluso según nuestros prejuicios. Esa es una dinámica normal de la vida. Sin embargo, me parece que es importante destacar el hecho de que seamos concientes de esos elementos que determinan nuestra mirada y también que aprendamos a valorar los frutos que se recogen de ese modo de ver.

 

Les comparto una experiencia personal. En estos días que he podido vivir un período de vacaciones en mi propio país, me ha sucedido una cosa interesante: he podido mirar a mi país con más atención, mi "prejuicio" era un deseo que valorar más lo positivo de mi tierra, la gente y la cultura. Y en esa mirada he descubierto nuevos valores que son un permanente estímulo para el camino de la vida y también son motivos para agradecer contínuamente.

 

He podido redescubrir lugares, personas, familias, amistades, valores, luchas, esfuerzos, trabajos, caminos de fe... Por todo eso agradezco al Eterno Dios, Señor de la historia y de los pueblos, que nos invita a ser contructores de su reino en el aquí y ahora.

 

Con una mirada atenta se descubren los matices de la vida. No hay duda de que la mirada atenta es clave para encontrar la mano de Dios en nuestro camino. La mirada atenta se transforma después en mirada agradecida y también en mirada responsable.

 

Sigamos ejercitando nuestra mirada con atención.

 

Un abrazo,

Animo,