MAL MENOR O BIEN POSIBLE
¿EL MAL MENOR O EL BIEN POSIBLE...?
Hace poco he terminado de leer un libro que habla sobre los pasos para el discernimiento. Es un libro de A. Cencini. En todo el recorrido del libro se nota una clara invitación a superar aquella idea de cumplir sólo con lo mínimo indispensable para cumplir una regla, cayendo así en la idea cómo del "mal menor"; por otro lado, se presenta el reto de buscar todo el bien posible con responsabilidad, como una clave inspiradora que mueve nuestra libertad.
Casi al final del libro encontramos indicaciones más concretas que aclaran las diferencias entre la perspectiva del mal menor y la perspectiva del bien posible (Cfr. A. Cencini, I passi del discernere, Milano, San Paolo, pp.157-158):
El mal menor: tiende a limitar los daños y, por tanto, inhibe y bloquea procesos; el mal menor sólo recuerda el propio límite y el propio pecado que termina deprimiendo y desanimando a la persona; en la lógica del mal menor se limita sólo a no cometer grandes pecados, lo cual es indicativo de una conciencia elemental e infantil; en esta perspectiva la mirada está en sí mismo, es autoreferencial y repliega a la persona sobre sí misma; quien vive con visión de limitar los daños, en el fondo, tiene una idea de Dios que infunde temor y que sólo juzga.
El bien posible: hace ver el bien que ya se vive y el bien que está delante y que sigue llamando...; la lógica del bien posible te da alas, invitando a caminar hacia un bien siempre más grande, es decir, aquel bien que históricamente es posible hacer según la gracia de Dios; buscar el bien posible es signo de una conciencia moral adulta y responsable; en esta perpectiva la persona se abre a la escucha de Dios y afina su oído para sus inspiraciones; quien se siente llamado a hacer el bien posible también se siente amado por Dios, que quiere sólo el bien del hombre y su felicidad.
Como vemos, al confrontar estas perspectivas, descubrimos que estamos llamados a cosas más grandes... Y en todo este camino de discernimiento cada paso, aunque sea pequeño, siempre cuenta. Cada paso tiene su ritmo y su tiempo, lo importante es no dejar de caminar.
Y nosotros, ¿en cuál perspectiva queremos avanzar? ¿En aquella que visión de niños que sólo siguen normas para no caer en pecado o en la búsqueda de un bien mayor que sabemos y reconocemos que es para nuestro bien?
Vale la pena seguir poniendo en juego nuestra libertad, buscando siempre el bien posible!
Rafael.