IV Domingo del Tiempo Ordinario
Lc 4,21-30
UN PROFETA INCOMPRENDIDO Y RECHAZADO
Jesús ha pronunciado su “homilía” en la sinagoga de Nazareth diciendo "esta Escritura que acabáis de oir se ha cumplido hoy" (v.21).Los oyentes la han escuchado con admiración, pero todavía no logran reconocer en Jesús la presencia del Hijo de Dios; por eso se entretienen en objetar sobre la posibilidad de que “el hijo de José” (v.22) pueda hablar palabras tan impresionantes. Para aquellos hombres no es posible que Dios esté hablando en Jesús.
La poca apertura de sus paisanos motiva a Jesús para echarles en cara la cerrazón del corazón y además para explicar la dimensión universal de su misión.El mensaje de salvación de Jesús se abre a todos. Y busca un corazón que lo reciba. Sin duda, la apertura es la actitud fundamental para comenzar una transformación real y un proyecto de vida que manifieste la luz del Reino.
El mensaje es un anuncio del Reino para los pobres, los esclavizados, los atribulados, los que necesitan un camino para vivir... Pero esta propuesta no es imposición, es anuncio, es propuesta, es camino de vida. Este modo de presentarse que tiene Jesús ya es un argumento muy fuerte para que entendamos que la fe es una opción fundamental de nuestra parte.
Hablar de estas cosas siempre causa incomodidad en los oyentes. Y, lamentablemente, la actitud de aquellos oyentes fue querer acabar con la vida del “profeta de Dios” (vv.24.29). Quizá la incomodidad de los paisanos de Jesús es que Jesús está anunciando a un Dios que pasa más allá de los límites de la religión judía. La misericordia de Dios y su propuesta de salvación va más allá de los límites de nuestra religión.
El mensaje profético siempre es incómodo para todos aquellos que no quieren cambiar su modo de vida o su mentalidad. Y Jesús siempre piede un cambio... Ahora nos preguntamos, ¿no será que nosotros también hemos querido sacar a Jesús de nuestras vidas porque nos exige mucho (cambios)? ¿Alguna vez hemos ignorado su mensaje para que no nos incomode? ¿Nuevamente, estamos dispuestos a seguir a Jesús?