IV Domingo de Cuaresma

04.03.2016 22:20

Lc 15,1-3.11-32

El nombre de Dios es misericordia

Estamos en el cuardo domingo de la Cuaresma. Un paso más en el camino de reconciliación con Dios y con los hermanos. Para entender mejor los motivos de esta reconciliación, Jesús nos presenta la "Parábola del Padre Misericordioso". La parábola  tiene una motivación bien precisa: aclarar cómo y por qué el Padre acoge a los pecadores.

El personaje principal  de la parábola es el Padre que es capaz de mostrar amor con el hijo menor y también con el hijo mayor. El corazón del Padre está tan lleno de amor que no juzga, no pregunta detalles, no castiga… sólo espera, acoge, perdona, ofrece nuevos caminos, da confianza, renueva la condición de hijo.

El Padre de la parábola es el mejor retrato del Padre de nuestro Señor Jesucristo. Tiene razgos que impresionan y que nos dan motivos reales para regresar siempre a su casa. El Padre es capaz de infinita ternura. Corre hacia el hijo, abraza, besa (v.20), hace fiesta (v.23). El amor que manifiesta nos motiva a buscarlo siempre, con plena confianza. Como dice el Papa Francisco: el nombre de Dios es misericordia.

El Padre siempre tiene la puerta abierta para nuestro regreso. Y hace una fiesta cuando regresamos a El, el motivo es porque retornamos de la muerte a la vida. Es muy interesante que siempre nos trata como hijos suyos (v.24). Esta forma de tratarnos es un motivo fuerte para recuperar y profundizar nuestra filiación y consecuentemente nuestra fraternidad.

Esta cuaresma puede ser un buen momento para dejarnos amar por Dios y buscar su perdón. Ya que todos somos pecadores, todos podemos hacer el camino de regreso a casa y renovar nuestra alegría en Dios.

¿Reconocemos el amor de Dios de tal modo que realmente experimentamos nuestra identidad de hijos?

¿Caminamos hacia la Vida?

¡Ánimo!