III Domingo de Pascua
Lc 24,13-35
SOMOS PEREGRINOS QUE QUEREMOS RE-CONOCER
Basándonos en la palabra reconocer me gustaría proponer tres puntos de reflexión.
1. Necesitamos re-conocer (volver a conocer) al Señor que nos habla en su Palabra. Este ejercicio sólo se logra si caminarmos con Jesús, escuchándolo, haciéndole preguntas, dejándonos transformar por sus enseñanzas, comparando su mensaje con las profesías y nuestra vida. Un espacio concreto donde podemos hacer vida esta enseñanza es la catequesis. Todos necesitamos catequesis para seguir profundizando, es decir, para seguir re-conociendo al Señor que nos sigue revelando su misterio.
2. Necesitamos re-conocer al Señor en la fracción del pan. La Eucaristía es un momento privilegiado porque tenemos la oportunidad de sentarnos a la mesa con nuestro Señor y dejar que nos alimente con el Pan sagrado, que es él mismo. El Maestro se sigue donando en la experiencia de la comida compartida, que es ofrenda total para darnos vida. Que bueno sería acercarnos con frecuencia al Banquete, para participar del Sacrificio que Jesús hacer por nosotros y así tener fuerzas para hacer también lo mismo.
3. A la luz de la Palabra explicada por el Señor Resucitado y con la fuerza del pan que da vida, estamos invitados a reconocer nuestra misión: también nosotros debemos compartir con otros la experiencia del encuentro con Jesús. Es necesario reconocer (renovar) nuestra identidad de misioneros. Una noticia tan importante no puede permanecer escontida o estática.
Todo este reconocimiento se da mientras en actitud dinámica, en camino, con sentido de crecimiento... La vida cristiana tiene este dinamismo.
¡Todos somos discípulos de Emaus! ¡Todos somos misioneros!
¡Ánimo!