III Domingo de Adviento

13.12.2013 09:44

Mt 11,2-11

ESPERAMOS AL MESIAS

La primera cosa que vale la pena destacar es la antífona de la misa. Es un texto de la Carta a los Filipenses: "Estad siempre alegres en el Señor, os lo repito, estad alegres. El Señor está cerca" (4,4.5). Con esta antífona se le da el sentido a toda la celebración. De lo que se trata es de reconocer que nuestra espera en este tiempo es porque el Señor está cerca y eso es motivo de alegría.

Ya concentrados en el evangelio podemos decir lo siguiente:

Se nos habla de Juan el Bautista. El Mesías no es Juan, sino que debemos esperar a Otro. Después de ese Otro, no hay otro. Esta es la gran propuesta de reflexión para este domingo tercero del tiempo del Adviento. La espera es tema importante, pero es más importante el tema de la Persona a quien esperamos.

Esperamos a Aquel que es el Mesías, el Salvador, el verdadero Puente entre Dios y los hombres,  Por eso vale la pena preparar bien el camino y con alegría. 

Jesús nos ha mostrado su amor con obras concretas: "los ciegos ven y los cojos andasn, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Nueva" (v. 5). También nosotros debemos mostrar nuestro amor con obras concretas.

Pero también es importante otro detalle: la búsqueda. Debemos aprender a buscar bien al Maestro; y buscarlo donde realmente lo podemos encontrar. Este dinamismo de la búsqueda es siempre necesario cultivarlo y darnos cuenta que entre más buscamos al Señor, más nos sentiremos encontrados por él.

Debemos estar atentos a los signos que encontramos en la búsqueda (profetas, predicadores, santos, testigos, gestos solidarios, palabras de esperanza...) que nos invitan a tener una apertura auténtica ante el Señor que se acerca. 

Los signos del amor que nos da Jesús pueden ser una una pauta para convencernos de lo importante que es Jesús para nuestra vida.

Vivamos el Adviento con alegría, hagamos nuestra búsqueda con alegría, dejémonos encontrar por la Alegría.

Recordemos lo que nos dice Papa Francico en la Evangelii Gaudium 1: "La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría".

¡Ánimo!

 

Propongo hacer esta oración. Quizá nos hace renovar la alegría cristiana...

 

Oración (Basada en las enseñanzas de Pablo VI)

 

Jesús, eres el vértice de las aspiraciones humanas.

Eres el término de nuestras esperanzas y de nuestras oraciones;

eres el punto focal de los deseos de la historia y de la civilización.

Eres el Mesías, el centro de la humanidad.

Eres Aquel que da sentido a los acontecimientos de la humanidad,

eres Aquel que da valor a las acciones humanas,

eres Aquel que da alegría y plenitud a los deseos de todos los corazones humanos,

eres el verdadero hombre,

el modelo de perfección, de belleza, de santidad,

eres la personificación del verdadero modelo.

 

Eres el verdadero concepto de hombre,

el hermano de todos,

el amigo insustituible,

el hombre digno de toda confianza y de todo amor:

eres el Cristo-hombre.

Y al mismo tiempo eres la fuente de nuestra vida,

eres la luz por la cual el mundo tiene proporción, forma, belleza y sobra.

Eres la Palabra que todo lo define,

todo lo explica, todo clasifica, todo redime;

eres el principio de nuestra vida espiritual y moral,

nos dices lo que debemos hacer y nos das la fuerza, la gracia, para hacerlo;

reflejas tu imagen, tu  presencia en cada alma que se hace espejo

para acoger los rayos de tu verdad y de tu vida.

 

Cristo,

¡Eres necesario!

¡Eres suficiente!

¡Eres la verdadera y única religión!

¡Eres la revelación segura de Dios!

Eres el único puente entre nosotros y el océano de vida que es la Divinidad,

La Trinidad Santísima,

por la cual hemos sido creados y hacia la cual estamos destinados todos.