II Domingo del Tiempo Ordinario

15.01.2016 21:32

Jn 2,1-11

LA PRIMERA SEÑAL: DESDE LA FAMILIA

Las bodas en Caná de Galilea son el ambiente propicio para  comenzar una serie de signos, para demostrar la gloria de Dios y afirmar que la obra de Dios se está realizando en el mundo. En el evangelio de Juan se habla siempre de estos signos que ayudan a crecer en la fe.

 

Destaquemos algunos detalles  del evangelio de este domingo, que puedan ayudarnos a profundizar el mensaje de Jesús para nuestras vidas hoy, al mismo tiempo para orientar nuestras decisiones:

 

1. El ambiente familiar es mejor con la presencia de Jesús: la alegría, simbolizada en el vino, no se termina si Jesús hace la obra de transformar lo ordinario en extraordinario, lo que parece rutinario en algo significativo. Aquella fiesta se prolongó gracias a la obra de Jesús. La presencia de Jesús es importante para dar un sabor especial a cada día y cada vivencia familiar. Que Jesús no falte nunca en el seno de nuestras familias!

2. El ambiente familiar es mejor con la presencia de María: la intercesión maternal de María inspira confianza, porque busca el mejor modo de resolver los problemas. María conduce hacia Jesús, porque sabe que él es quien puede superar las carencias de aquella familia. La mujer obediente por excelencia, invita a que también obedezcamos a Jesús: “hagan lo que él les diga” (v.5). Que Jesús sea siempre presente con su palabra iluminadora!

3. El ambiente familiar es mejor cuando se vive con apertura a la amistad: es bueno reconocer que en la invitación a aquella boda estaba incluido Jesús, con su madre y sus discípulos (v.2); esto es una muestra de apertura; también es un signo claro de la importancia de que todas las familias se abran con este espíritu solidario, para edificarse mutuamente. Las alegrías se viven mejor si se comparten. Que Jesús sea siempre nuestra inspiración para cultivar la amistad.

 

El primer signo de Jesús comienza con una familia, en una fiesta familiar. Vale la pena repensar sobre la posibilidad de que Jesús quiera recomenzar también con nuestras familias.

 

Invitemos a Jesús a que venga y renueve la alegría de nuestras familias.

 

¡Ánimo!