II Domingo de Adviento
Mt 3,1-12
PREPARAR EL CAMINO, PONERSE EN CAMINO, CONVERTIRSE
El texto de este domingo tiene como personaje principal a Cristo que viene, Aquel que bautiza con Espíritu Santo y fuego (v. 11). Pero para esperar a Ese que viene, es necesario preparar el camino, enderezar los senderos (v.3). Por eso es importante la figura de un gran profeta, que nos recuerda esta exigencia: Juan el Bautista.
Juan, es una personalidad que impacta y extremece, atrae y quema; sus palabras son fuertes y directas, capaces de imponerse, no sólo por la fuerza con que se dicen, sino también por el testimonio que acompaña a la palabra dicha. Es un profeta auténtico de palabra y obra.
Preparar el camino, según las palabras del Bautista significa arrepentirse, convertirse, cambiar de rumbo. Tiene que ser una conversión concreta, que tome en cuenta los detalles propios de cada historia personal. A nosotros, que pertenecemos a esta generación, ¿qué cosas se nos pide que cambiemos en concreto? ¿Es posible hacer cambios? Si debemos estar abiertos a la novedad debemos también estar dispuestos a los cambios que hacen ser mejores... lo importante es necesario! ¡Jesús es nuestra esperanza!
En el camino hacia la Navidad, nos cae bien una invitación así: ponerse en camino hacia el encuentro de alguien que viene a nuestro encuentro, esto implica una buena preparación, una buena conversíon.
¡Ánimo!