I Domingo de Cuaresma
Mt 4,1-11
CON CAPACIDAD DE VENCER LAS TENTACIONES
El camino cuaresmal nos invita a la conversión y la reconciliación, con el objetivo de llegar a renovar nuestra condición de hijos de Dios. Para lograr ese objetivo debemos estar dispuestos y preparados para vencer las tentaciones, sobre todo la tentación de pretender vivir sin Dios. Jesús siempre es nuestro modelo. La tentación se presenta cotidianamente en cosas y situaciones concretas de la vida.
Veamos algunas indicaciones que nos podrían ayudar a tener esa capacidad de vencer las tentaciones:
— La palabra: estamos invitados a dejarnos moldear por la Palabra de Dios. Para eso es necesario vivir en la "atmósfera de la palabra", es decir, hacer que la Palabra sea nuestra lámpara (Sal 119, 105); que la Palabra esté siempre en nuestro corazón, como lo dice el Deuteronomio: "El mandamiento está a tu alcance: en tu corazón y en tu boca. Cúmplelo" (Dt 30,14; Rm 10,8). La Palabra de Dios debe ser nuestro ambiente más favorable para caminar como cristianos. La Palabra requiere una actitud de escucha atenta, de un silencio capaz de descubrir la voz profunda de Dios. Nuestra respuesta a la Palabra es la obediencia.
— La confianza en Dios: sólo el hombre que ha entrado en esa dimensión de la Palabra de Dios puede descubrir las razones para tener confianza en Dios. Jesús se reconoce como confiando en la providencia de Dios; sabe que no está solo por eso es capaz de vencer cualquier tentación. La certeza de la cercanía de Dios da un sabor particular a la vida. Por tanto es necesario reconocer nuestra verdad: dependemos de Dios. Es necesario confiar en el proyecto de Dios, que se nos revela paulatinamente. La confianza en Dios nos pone en una actitud de desconfianza ante cualquier cosa que nos quiere alejar de nuestro Centro.
— La oración: es una manera concreta de estar siempre con el corazón dirigido hacia Dios. Donde está tu tesoso ahí esta tu corazón nos ha dicho Jesús (Mt 6,21). Eso significa que si nuestro corazón está orientado hacia Dios no hay espacio para la distraccón y cualquier circunstancia puede ser motivo para dialogar con Dios. La oración es clave para vencer la cualquier tentación. Las relidades diabólicas quieren separarnos de nuestro Dios, pero la oración vivida de todo corazón es nuestra garantía de mantener la comunión con nuestro Padre.
Caminemos durante la cuaresma con la mirada puesta en Dios.
¡Animo!