Formación Permanente como un "reavivar la gracia"
REAVIVAR LA GRACIA
2Tim 1,6-7:
“Por eso te recuerdo que reavives el don de Dios que recibiste por la imposición de mis manos. Porque el Espíritu que Dios nos ha dado no es un espíritu de cobardía, sino de fortaleza, amor y templanza”.
Mons. Patrón Wong (de la Congregación para el Clero) comentando este texto dice:"Pablo invita a Timoteo a reavivar la gracia recibida. Seguramente, Timoteo en su servicio como Obispo de esa comunidad está agotado, desgastado, cansado, desaminado, apagado; por eso le recomienda reavivarse, renovarse, mantenerse vivo, no dejar apagar el fuego, ese fuego del amor divino, del primer amor, de los ardores de los primeros años. Esto que le pudo haber pasado a Timoteo, también hoy le puede estar pasando a nuestras comunidades cristianas y a nuestro propio ministerio sacerdotal".
La Iglesia no necesita sacerdotes cobardes, sino valientes, intrépidos, capaces de arriesgarlo todo, sin miedo a aventurarse a nuevos caminos. Cada uno de nosotros podríamos preguntarnos: cuáles son los miedos que me bloquean en mi ministerio; miedo al rechazo, a no ser escuchado, hacer el ridículo por hablar de Dios a una sociedad descreída, miedo a la cruz, miedo a las propias fragilidades, miedo al martirio. “No tengan miedo” es la constante invitación de Dios. El amor, el primer amor, debe mover nuestra vida.
Para mantener esa valentía es necesaria una renovacion constante, en todos los sentidos. El don de Dios debe ser cuidado, cultivado, alimentado, fortalecido, promovido... Todo es cuestión de vida: renovar la vida, donar la vida, dar sentido a la vida.
Como cuestiones prácticas podríamos proponer:
1. Un día de retiro espiritual al mes
2. Diálogo frecuente con el director espiritual (para el fuero interno), con los hermanos en el ministerio (para cuestiones pastorales) y con los hermamos de la comunidad en la que servimos (para descubrir las nuevas llamadas del Señor).
3. La fidelidad al tiempo diario para la oración.
¡Animo!