Formación Permanente como disponibilidad permanente
Disponibilidad permanente:
Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis, 56:
«La formación permanente representa una necesidad imprescindible en la vida y en el ejercicio del ministerio de cada presbítero; en efecto, la actitud interior del sacerdote debe caracterizarse por una disponibilidad permanente a la voluntad de Dios, siguiendo el ejemplo de Cristo. Tal disponibilidad implica una continua conversión del corazón, la capacidad de leer la vida y los acontecimientos a la luz de la fe y, sobre todo, la caridad pastoral, para la entrega total de sí a la Iglesia según el designio de Dios».
Según el P. Amedeo Cencini:
La formación permanente tiene tres elementos constitutivos:
- La mentalidad general
- La sensibilidad personal
- La praxis pedagógica individual e institucional
Y se deben subrayar cuatro puntos para precisar mejor el verdadero concepto de formación permanente:
- Extensión temporal: perspectiva de evolución y crecimiento, de manera ininterrumpida.
- Intensidad espiritual: formación del corazón para que llegue a ser como el del Hijo. Es una formación esencialmente afectiva.
- Dimensión ordinaria: en todo momento, en las situaciones ordinarias de la vida. La gracias del Padre que quiera dar forma a nuestra vida se da todos los días.
- “Docibilitas”: la condición de estar “despiertos”, ser conscientes, atentos y libres para dejarse tocar por la vida, por los otros y las circunstancias… como instrumentos de la acción divina.