Al concluir un año se da de modo espontáneo el deseo de hacer una evaluación del camino recorrido durante el año y repensar en los nuevos propósitos para el año nuevo.

 

Desde un punto de vista cristiano, a ese doble movimiento de la reflexión le podemos dar un nombre: memoria agradecida y esperanza responsable.

 

1. Memoria agradecida: reconocer el don de Dios durante el camino; recordar todos los momentos en los que la mano de Dios ha estado presente sin ninguna duda. Se necesita tener una buena memoria para redescubrir la providencia de Dios.

 

 

2. Esperanza responsable: proponer, con actitud proactiva, todos los nuevos caminos que se pueden seguir. La esperanza nos compromete a asumir con responsabilidad los nuevos retos. Responsabilidad quiere decir responder con decisión y madurez a cada proyecto. De nosotros depende qué tipo de historia queremos construir, tambiién depdende qué sabor queremos ponerle a cada etapa del camino.

 

 

Por tanto, puede ser muy fructífero el hecho de dedicar un buen momento para reflexionar sobre esta doble dinámica de la vida. Seguramente encontraremos mucha luz, sobre todo si lo hacemos bajo la mirada de la providencia divina.

 

Me gustaría recordar aquel dicho popular: "si del cielo te caen limones, aprende a hacer limonada". Esta es una actitud con la cual podemos aprovechar cada oportunidad.

 

¡Animo!