ESPIRITUALIDAD DEL LIDER
Espiritualidad del líder-servidor
1. Introducción
Para comenzar, me gustaría responder a la siguiente pregunta: ¿Espiritualidad del líder o del servidor? Si respondemos a esta pregunta podemos enfocar mejor la esencia del mensaje.
En nuestro ambiente pastoral usamos mucho la palabra líder, aplicado a las personas que tienen un mayor protagonismo en las actividades pastorales de la parroquia.
Las característica de un líder deben ser: la capacidad de comunicarse, la inteligencia emocional, la capacidad de establecer metas y objetivos, capacidad de planeación, crece y hace crecer, es innovador, es responsable, está informado de todo…
Por eso, según el diccionario líder es: el jefe de un grupo; también puede ser entendido como la persona que ocupa el primer lugar entre las de su grupo.
De esta segunda definición nos interesa descifrar los pasos que se deben dar para llegar a ser primero entre el grupo. Según el evangelio, Jesús nos propone un camino para llegar a ser primero: “El que quiera ser el primero, que se haga el último y el servidor de todos” (Mc 9,35). Entonces, para nosotros los seguidores de Jesús, si queremos definir la espiritualidad del líder, debemos pensar en la espiritualidad del servidor. Parece que esta espiritualidad es más profunda y significativa.
2. Identidad del servidor
San Pablo nos da este testimonio: “Gracias a Dios soy lo que soy, y su gracia en mí no ha resultado estéril, ya que he trabajado más que todos ellos; no yo, sino la gracia de Dios conmigo” (1Cor 15,10).
¿Qué somos? Ante todo, somos servidores. Jesús nos ha llamado para ser sus servidores, para trabajar en su viña (Mt 20,4), para dar frutos (Jn 15,16). Nuestra identidad más grande se resume en servir. Somos colaboradores de Dios (1Cor 3,9).
3. Reavivar el don:
San Pablo escribiendo a Timoteo le dice: “Por eso te recuerdo que avives e don de Dios que recibiste por la imposición de mis manos” (2Tm 1,6).
Un servidor no puede perseverar en su tarea si no reaviva frecuentemente el don. Esto significa que debemos poner los medios para que el don fructifique en nosotros.
4. La espiritualidad del servidor:
- Tiene claro qué debe hacer: sabe que, como el Maestro, está llamado a dar la vida por los hermanos.
- Se considera siempre alguien que dona la vida.
- No se aferra a un título o una posición.
- Mantiene apertura a la voz de Dios y del pueblo.
- Desarrolla la creatividad, y se esfuerza por dar siempre lo mejor de sí mismo.
- Cultiva una disciplina de oración, con detalles sencillos, pero responsables.
- Se esfuerza por hacer crecer a los que le rodean.
En conclusión, un servidor que quiere profundizar su espiritualidad debe recordar lo que pedía San Pablo: “Les pedimos, hermanos, que tengan respeto a los que trabajan entre ustedes, los gobiernan y aconsejan en nombre del Señor; muéstrenles cariño y afecto por su trabajo. Vivan en paz unos con otros. Esto les recomendamos, hermanos: reprendan a los que no quieren trabajar, a los desanimados, anímenlos, a los débiles socórranlos y con todos sean pacientes. Cuidado, que nadie devuelva mal por mal; busquen siempre el bien entre ustedes y con todo el mundo. Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias por todo. Eso es lo que quiere Dios de ustedes como cristianos. (1Tes 5,12-18).