Epifanía del Señor
Mt 2, 1-12
La luz es para todos... Caminara hacia la Luz
Celebramos el 6 de enero la fiesta de la Epifanía. Una de las grandes enseñanzas de esta fiesta es la impresionante revelación (manifestación) de un Dios que se abre para todos. Dios quiere dar su luz a todas las naciones. La Luz se da en la pequeñez de Aquel Niño: Jesús es la verdadera Luz, es la Estrella que había sido profetizada en el libro de Números 24,14-19.
Nosotros estamos representados en aquellos magos llegados de Oriente. Ellos hicieron todo un proceso para llegar hasta donde estaba Jesús: miran hacia el cielo, se ponen en movimiento, es decir en camino, preguntan, se dejan orientar, todo con el objetivo de llegar a la Fuente. Vale la pena hacer siempre esta peregrinación de amor y fe hacia la Fuente de la luz. Buscar la estrella en la sencillez.
Sin duda un par de mensajes teologicos muy importantes podemos destacar:
1. Jesús es rechazado por las autoridades del momento. Herodes no tenía intenciones tan amables hacia aquel Niño nacido en Belén. El rechazo ante la revelación de Dios es una realidad que se puede constatar a lo largo de la historia. Son las personas "de lejos", los que también son llamados "paganos" los que sí se ponen en camino hacia la Luz y la acogen. Pareciera que sólo los pequeños son capaces de darse cuenta (Mt 11,25).
2. Otro detalle bonito es el ofrecimiento de los regalos: oro, incienso y mirra. Esto nos hace pensar en el modo más apropiado para mostrar nuestra adoración al Niño Jesús. La adoración se rinde sólo a Dios (Mt, 4,10; Ap 19,10) y es una de nuestra tareas más importantes (Sal 34,2-4; 95,6). Segurmanente, también nosotros tenemos algo que ofrecer al Señor: nosotros mismos (Rm 12,1-2).
Con la mirada fija en Jesús, mantengamos la concentración y nuestro seguimiento con calidad, sinceridad e intensidad.
¡Ánimo!