Domingo del Bautismo del Señor
Mc 1,7-11
+ Del santo Evangelio según san Marcos: 1, 7-11
En aquel tiempo, Juan predicaba diciendo: “Ya viene detrás de mí uno que es más poderoso que yo, uno ante quien no merezco ni siquiera inclinarme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo”.
Por esos días, vino Jesús desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán. Al salir Jesús del agua, vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en figura de paloma, descendía sobre él. Se oyó entonces una voz del cielo que decía: “Tú eres mi Hijo amado; yo tengo en ti mis complacencias”.
Palabra del Señor.
SE HIZO BUATIZAR POR JUAN EN EL JORDAN
De una manera muy breve, como ya es característica de Marcos, pero con detalles impactantes, el evangelista nos narra el acontecimiento del bautismo de Jesús. Detalles que hablan de la humildad de Jesús, de la potencia de la voz de Juan, de la revelación de la voz que que viene del cielo, de la oferta de vida para la humanidad. Analicemos la escena.
Personajes: Jesús que viene desde Nazaret para hacerse bautizar; Juan, que se encuentra en el río Jordán bautizando a todos los pecadores que acudían a él; el Espíritu que baja sobre Jesús en forma de Paloma; la voz del Padre, desde el cielo, que proclama la predilección del Hijo. Como vemos es una teofanía trinitaria, que nos hacen reconocer la intención de Dios respecto a la humanidad.
En la escena del bautismo del Señor encontramos un mensaje de esperanza para la humanidad. En el análisis que hace L.A. Schökel, dice: “El descenso del Espíritu Santo confirma la reapertura de la comunicación entre el cielo y la tierra. Dios se hace accesible a la humanidad por medio de Jesús, su Hijo”.
Jesús se deja bautizar para beneficio de nosotros los pecadores. Dice San Máximo de Turín: "Aguien dirá quizás: "Si era santo, ¿por qué quiso ser bautizado?" Escucha, pues, lo siguiente: Cristo es bautizado no para ser él santificado por las aguas, sino para que las aguas sean santificadas por él, y para purificarlas con el contacto de su cuerpo. Más que de una consagración de Cristo, se trata de una consagración de la materia del bautismo".
En el prefacio de la misa se dicen estas palabras: "Porque mostraste en el Jordán con signos admirables el misterio del nuevo bautismo, para que por aquella voz, venida del cielo, creyéramos que tu Palabra ya estaba habitando en nosotros y, por el Espíritu Santo, que descendió en forma de paloma, se supiera que Cristo, tu Siervo, era ungido con óleo de alegría y enviado a anunciar el Evangelio a los pobres".
Cristo viene para anunciarnos el Evangelio. Esa es la buena noticia para nosotros. La invitación clara para nosotros es: escuchar y creer.
Debemos agradecer que Jesús se haya querido solidarizar con los pecadores hasta el punto de pedir el bautismo, de esa manera nos ha enseñado el camino del arrepentimiento; pero, más aún debemos agradecer que con Jesús ha llegado el tiempo de que el Espíritu se derrame sobre la humanidad, como bajó sobre la humanidad del Hijo predilecto. Esta es una buena noticia para la humanidad: con la fuerza del Espíritu que recibimos en el bautismo, realmente recibimos una vida nueva y nos hacemos hijos en el Hijo, coherederos de todas las promesas.
Por tanto, esta fiesta es una buena oportunidad para renovar nuestra condición de hijos de Dios.
¡Ánimo!
Para profundizar:
— Catecismo de la Iglesia Católica (nn.535-537).
— Angelus del Papa Francisco: https://www.vatican.va/content/francesco/es/angelus/2018/documents/papa-francesco_angelus_20180107.html
— Una explicación del P. Nelson Medina: https://www.youtube.com/watch?v=G8YVyWxy6V4