Domingo de Pentecostés
Jn 14,15-16.23-26
"15.Si me amáis, guardaréis mis mandamientos; 16.y yo pediré al Padre y os dará otro Paráclito, para que esté con vosotros para siempre,".
"23.Jesús le respondió: «Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. 24.El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que escucháis no es mía, sino del Padre que me ha enviado. 25.Os he dicho estas cosas estando entre vosotros. 26.Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho."
Juan, 14 - Bíblia Católica Online
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La obra del Espíritu Santo
Hemos llegado a la gran fieta de Pentecostés. El tema central es la presencia del Espíritu Santo, como Paráclito, con la comunidad cristiana. Algunos elementos que podemos enfatizar en esta fiesta de Pentecostés:
— El Paraclito esta siempre con nosotros (v.16): la presencia del Espíritu es una presencia que motiva a profundizar en el amor, cono don de Dios y como compromiso. Reconocemos que no estamos solos, el Espíritu acompaña y da consuelo. La compañía del Espíritu es para nosotros motivo de esperanza y también de compromiso. Ya que la presencia del Espíritu es dinamismo, nos hace pensar en la evangelización que debemos seguir potenciando en este mundo. La evangelización es un signo del amor: la idea es compartir el Don recibido. El Espíritu invita a ir siempre hacia afuera...
— Somos morada de Dios (v.23): el ser humano ahora es la morada de Dios, por eso cada hombre y cada mujer tiene una dignidad que no depende sólo de la condición humana, sino que depende de una presencia divina en el corazón. Somos morada de Dios cuando ponemos como ingrediente principal de nuesrta vida el amor. El amor es el mejor signo de la presencia de Dios entre y en nosotros. El Espíritu invita a ir siemrpe hacia adentro...
— El Espíritu nos enseña y nos recuerda lo que ya enseñó Jesús (v.26): es una enseñanza que podemos entenderla como profundización de toda la propuesta de vida que ya nos ha hecho Jesús. La profundización se hace con la oración, la meditación, el compromiso, el seguimiento, la celebración, la vida comunitaria, la solidaridad con los pobres... Se trata de toda una riqueza de experiencia que nos hace crecer en la fe. El Espíritu invita a siempre a crecer y madurar...
Algunas preguntas:
¿Nuestras comunidades son expresión de la presencia de Dios?
¿Experimentamos la presencia del Espíritu que nos lanza a la evangelización?
¿Estamos profundizando nuestra fe?
¿Nos mantenemos en la memoria de lo que ha enseñado Jesús?
Animo!