Domingo de la Santísima Trinidad
Jn 16,12-15
12. Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello.
13. Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os anunciará lo que ha de venir.
14. El me dará gloria, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros.
15. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho: Recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros.
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El Misterio siempre nuevo
Nos encontramos en la fiesta del Misterio de la Santísima Trinidad. El texto evangélico que se nos propone es breve, pero con un dinamismo muy intenso. Celebramos al Dios Trinidad, un único Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Es un Dios personal que nos ayuda a entender quienes somos nosotros.
San Juan nos presenta a Jesús hablando del Espíritu de la Verdad; habla también del Padre suyo; y habla de sí mismo. En general nos presenta el Miserio que siempre será anunciado.
El dinamismo del texto se nos presenta en varios detalles:
- Se habla de una guía contínua hacia la verdad (v.13);
- Se habla del anuncio de lo que ha de venir (v.13). Este anuncio tiene un destinatario: nosotros.
Precisamente el anuncio de la verdad de Dios nos revela la verdad sobre nosotros mismos. Por eso el Dios en el que creemos es un Dios siempre nuevo. "Belleza tan antigua y tan nueva" decía San Agustín (Confesiones, X, 27). La novedad de Dios siempre nos sorprende y entre más nos sorprendemos más entramos en la verdad de Dios y de nosotros mismos.
Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida (Jn 14,6). Por medio del Hijo podemos conocer al Padre, todo por la luz del Espíritu Santo que es como nuestro gruía. Dios se ha dejado ver y esto es particular de nuestra fe cristiana.
Creemos para entender y entendemos para creer (S.Agustin). Esta es la gran capacidad que hemos recibido, por eso podemos decir que tiene sentido el creer en el Dios que nos ha revelado Jesucristo, el Dios que fue predicado por las primeras comunidades; el Dios por el cual han derramado su sangre tantos mártires; el Dios que es cercano con su amor; el Dios que ha dado paz al corzón de tantos hombres y mujeres que han buscado y siguen buscando la Verdad.
La verdad sobre Dios revela la verdad sobre el hombre. Mientras más conozcamos y creamos en la verdad de la Santísima Trinidad más comprenderemos y creeremos en la llamada a la comunión con Dios que hemos recibido.
Dios se nos ha revelado para danos vida, quiere hacernos partícipes de su vida. Por tanto nuesta condición humana tiene una razón de ser: la comunión con Dios, que será posible por puro don de Dios.
En esta fiesta estamos invitados más que a entender a Dios, a hablar con Dios, para entrar siempre en su vida.
Preguntémonos:
¿Cuánto ilumina el Misterio de Dios mi propio misterio como ser humano?
¡Animo!