Esta semana les propongo iniciar un camino de reflexión, que se realizará en 5 etapas. El título general es "un discipulado consciente"; en ese título se ponen en evidencia dos cosas: la primera, considerar el discipulado como una condición de vida en la cual nos encontramos implicado integralmente desde el momento que decidimos comenzar a caminar con Jesús; la segunda, ese caminar se debe realizar conociendo la Persona a quién seguimos y también conociéndonos a nosotros mismos. El enfoque de las reflexiones que haremos en las próximas 4 semanas se concentrará, sobre todo, en el conocimiento de nosotros mismos, con la intención de integrar mejor nuestro pasado, presente y futuro, con el deseo de vivir conscientemente nuestros momentos de gracia y de pecado, con el propósito de conocernos mejor para dar una respuesta mejor.

Esta semana daremos un primer paso, será como una gran introducción para las etapas que vendrán después. En la introducción trataremos de dar una mirada general al camino, reconociendo hasta dónde hemos llegado, para reorientar después nuestras energías hacia los objetivos que nos hacen madurar. En las próximas semanas trataremos de poner más atención a ciertos detalles: quiénes somos y de dónde venimos (segundo paso); dónde estamos y cuáles son nuestras motivaciones (tercer paso); hacia dónde queremos caminar y si queremos hacer ese viaje con total libertad y conciencia (cuarto paso); por últimos, daremos algunas palabras conclusivas, destacando el estilo más apropiado para hacer el camino, en una tensión permanente entre el "yo actual" y el "yo ideal" (quinto paso).

Tendremos un libro que guiará nuestro esquema de reflexión: "Psicología y Formación. Estructuras y Dinamismos", de A. Cencini y A. Manenti. Ya veremos qué sorpresas encontramos...

Comencemos con el primer paso: una mirada amplia al camino que hemos hecho y al camino que se nos abre en el futuro. Ya que hemos dicho que es Jesús quién motiva todo este dinamismo, entonces comencemos haciendo referencia a una convicción del apóstol san Pablo, quien nos habla de su propia experiencia de fe. Vamos a un texto de la Carta a los Filipenses. San Pablo hace la comparación de la vida cristiana como una carrera (3,12) en la cual es necesario lanzarse hacia adelante (3,13) y caminar en dirección hacia la meta (3,14), ese es signo de madurez (3,15), y si algo todavía nos hace falta, entonces, dice Pablo: "De todas maneras, cualquiera sea el punto adonde hayamos llegado, sigamos por el mismo camino" (3,16).

Este último texto que hemos citado es el motivador para nuestra reflexión. La mirada es amplia porque nos hace pensar desde dónde venimos, dónde estamos y si queremos seguir caminando hacia la meta. El Apóstol también nos pone como reto esa posibilidad de seguir madurando... Y nadie madura si no se conoce a sí mismo. Por eso queremos hacer referencia a las estructuras de la persona: la vida psíquica, la conciencia, las emociones y la racionalidad, las necesidades, las actitudes, el conocimiento de sí mismo; también es necesario poner atención a los dinamismos más profundos que nos ayudan seguir en el camino: la libertad, las motivaciones, los ideales. En todo este caminar necesitamos el discernimiento a la luz de la Palabra de Dios. Trataremos de dejarnos guiar por esa luz.

Entonces, ya que estamos en la introducción, debemos poner algunas preguntas, que pueden servir como palabras-motivadoras para entrar y seguir en el proceso de reflexión: ¿tenemos los ojos bien abiertos para entrar en lo más profundo de nuestro corazón? ¿Nos conocemos realmente y somos conscientes de nuestros defectos y virtudes? ¿Qué mueve nuestra vida, las emociones o las convicciones? ¿Dónde econtramos la fuerza para seguir el camino? ¿Cómo hacer para integrar mejor todos los elementos que forman parte del camino?

Como vemos son mucha preguntas que estarán resonando en todo este proceso. Espero que me acompañen en este  itinerario formativo y performativo.

¿Se animan?

P. Rafael

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Para profundizar, algunas frases del libro que estudiaremos juntos:

- "Somos conscientes que conocerse es un objetivo que no se consigue solos".

- "El conociemiento de sí mismos es un proceso intelectual y emotivo".

- "El primer índice de madurez es que la persona sepa llegar a ser autónoma-independiente: vivir en fuerza de convicciones interiores que actúan desde dentro, más que que en  dependencia de soportes precarios que la condicionan desde el exterior; y, precisamente gracias a esta solidez interior, ser capaz de interactuar contructivamente con el otro". Para nosotros ese "otro" es Jesús, su comunidad y el mundo.