Cuarto Domingo del Tiempo Ordinario

29.01.2021 15:50

 

+ Del santo Evangelio según san Marcos: 1, 21-28

En aquel tiempo, llegó Jesús a Cafarnaúm y el sábado siguiente fue a la sinagoga y se puso a enseñar. Los oyentes quedaron asombrados de sus palabras, pues enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.

Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: “¿Qué quieres tú con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios”. Jesús le ordenó: “¡Cállate y sal de él!”. El espíritu inmundo, sacudiendo al hombre con violencia y dando un alarido, salió de él. Todos quedaron estupefactos y se preguntaban: “¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta? Este hombre tiene autoridad para mandar hasta a los espíritus inmundos y lo obedecen”. Y muy pronto se extendió su fama por toda Galilea.

Palabra del Señor.

 

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UNA PALABRA LIBERADORA

El evangelio de Marcos nos presenta este domingo a Jesús como Maestro, enseñando con palabras de autoridad, capaces de convencer y generar una adhesión a su persona. Se trata de una autoridad que no se la nadie, sino que la tiene por sí mismo. La autoridad de Jesús despierta ciertas reacciones en los oyentes de su mensaje y de su obra.

¿Cuáles son las actitudes de los testigos de las palabras y obras de Jesús?

- Primero, el asombro, porque era una enseñanza totalmente distinta a la de los escribas. Es decir, que no era una enseñanza seca, estéril, incoherente, fría, legalista, sino que era una enseñanza portadora de esperanza, que daba consuelo, con la frescura que provoca la presencia del Reino. El asombro, además, se presenta poque aquellas pesonas tenían una sensibilidad especial para descubrir los misterios del Reino. Con el asombro también puede despertarse un deseo de seguir profundizando.

- Segundo, el estupor ante la presencia de una palabra capaz de dominar los espíritus inmundos y también capaz de liberar las ataduras de los hombres. Podemos afirmar que la palabra de Dios tiene una fuerza trasformadora y recreadora. Por tanto, es importante reflexionar sobre el modo cómo la palabra de Jesús está conduciendo nuestro camino de fe. ¿O será, por el contrario, que otros "espíritus" dominan y determinan nuestras decisiones y opciones?

- Tercero, la capaciad de compartir la fuerza de la palabra. San Marcos habla de la fama de Jesús que fue propagada por los mismos oyentes. La palabra y la obra de Jesús son tan importantes que no pueden permanecer escondidas. Nos toca a nosotros seguir compartiendo esa palabra para que libere a otras personas que todavía no han descubierto la libertad que se encuentra en Jesucristo.

Ahora debemos preguntarnos nosotros:

¿Estamos atentos a la palabra de Jesús? ¿Nos sigue causando admiración la palabra del Maestro? ¿Somos capaces de guardar silencio para dejar hablar al Señor? ¿Nos gusta saborear la palabra frecuentemente? ¿Tenemos familiaridad con la palabra de Dios? ¿Hablamos de la palabra de Jesús?

¿Es la palabra del Mestro inspiración para nuestra propia vida? 

Vale la pena hacer un pequeño alto en la vida para reflexionar un poco sobre estas preguntas.

No hay duda de que la palabra de Jesús es liberadora. Por tanto, seremos libres si fundamentamos nuestra vida en su Palabra y caminamos según su Palabra.

¡Ánimo!

 

Para profundizar:

— Angelus del Papa Francisco, 28 de enero 2018: 

https://www.vatican.va/content/francesco/es/angelus/2018/documents/papa-francesco_angelus_20180128.html

 

— Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 547-550.

 

— Un video (en italiano) de Gianmario Pagano:

https://www.youtube.com/watch?v=m-CmzSJsngM