CARISMAS AL SERVICIO DE LA IGLESIA
CARISMAS AL SERVICIO DE LA IGLESIA
La Iglesia es una realidad misteriosa, vive la trascendencia y la inmanencia, combina las características institucionales y carismáticas. Respecto a este último punto queremos enfatizar la riqueza de carismas con que el Espíritu Santo enriquece a la Iglesia. Todos son dones para renovar y edificar la Iglesia.
El Papa Francisco lo dice en Evangelii Gaudium: «Un signo claro de la autenticiad de un carisma es su eclesialidad, su capacidad para integrarse armónicamente en la vida del santo Pueblo fiel de Dios para el bien de todos» (EG, 130). En esta frase encontramos un reto grande para nuestra comunidad parroquial. Concentrémonos en algunos puntos específicos:
- La eclesialidad: un carisma es auténtico si se da en la Iglesia y para edificar a la Iglesia; podemos afirmar entonces que hay carismas que son falsos, sobre todo cuando intentan destruir la comunión eclesial. Debes estar atentos a estas exigencias.
- La integración armónica: para que se dé esta integración es necesario un trabajo de conjunto, es decir, armónico; la armonía nos hace pensar en la capacidad de aportar cada quien los que le toca, en el momento justo y en el lugar justo; también nos hace pensar en la importancia de alguien que coordine toda la armonía. Es bueno aplicar estos principios en nuestro trabajo pastoral.
- La idea de pueblo de Dios: tiene intención de hacer reconocer el progreso de esa comunidad; un pueblo camina, avanza, cae y se levanta, busca... también nosotros queremos avanzar.
- El bien común: la intención no es dañar a nadie, ni tampoco descalificar a nadie. Todos somos importantes y todos podemos beneficiarnos de un trabajo bien articulado.
En nuestra parroquia tenemos la intención de hacer realidad esta integración de carismas en el trabajo de los ministerios parroquiales. Confiamos en la disponibilidad de todos para impulsar una ministerialidad cada vez más fuerte y armónica.
Además, llama la atención que el Papa Francisco hacer referencia al sacrificio que implica trabajar por esta comunión. En el mismo número antes cita también dice: «en la comunión, aunque duela, es donde un carisma se vuelve auténtica y misteriosamente fecundo».
¡Ánimo!