Caminar con sabiduría
CAMINAR CON Y HACIA LA SABIDURÍA
El título de nuestra reflexión nos provoca a caminar en una dirección, con la esperanza de alcanzar un objetivo. Pero también nos hace pensar en el modo o el estilo cómo debemos caminar en la vida.
Se aprende mientras caminamos y también cuando alcanzamos un objetivo; luego, debemos darnos cuenta que todavía queda camino por recorrer y se sigue avanzando. La sabiduría se adquiere caminando, alcanzando, recomenzando, intentando, buscando, experiementando, confiando, creyendo... todo con el temor del Señor.
Para profundizar en esto que estamos diciendo les propongo meditar sobre estas frases que encontramos en el Eclesiástico. Es un libro escrito por un sabio de Israel, del siglo II a.C., llamado Ben Sirá (hijo de Sirá, también llamado Sirácida). En el capítulo uno presenta, con frases profundas, un modo especial de caminar con y hacia la sabiduría:
"Toda sabiduría viene del Señor" (v.1)
"Principio de la sabiduría es temer al Señor" (v.14)
"Plenitud de la sabiduría es temer al Señor" (v.16)
"Corona de la sabiduría es el temor del Señor" (v.18)
"Raíz de la sabiduría es temer al Señor" (v.20)
"Si deseas la sabiduría, guarda los mandamientos, y el Señor te la concederá" (v.26)
Con estas frases escogidas podemos captar una dinámica especial: la sabiduría es don de Dios y mientras caminemos según ese don —con temor, respeto y veneración— entonces reconoceremos que el sabio es quien camina según el Señor. La sabiduría nos precede, acompaña y conduce, también nos orienta y marca el camino.
El libro de la Sabiduría de Jesús, hijo de Sirá, termina con una frase que puede ser motivadora para que decidamos ponernos en camino en este momento, en camino de sabiduría y hacia la sabiduría. El libro termina así: "Realizad vuestras obras antes del momento final y él os dará a su tiempo vuestra recompensa" (51,30).
Creo que vale la pena dejarse ilumunar por la sabiduría que viene sólo del Señor.
¡Animo!
P. Rafael
"Uno sólo es sabio, temible en extremo: el que está sentado en su trono" (Eclesiástico 1,8)