CADA PERSONA ES UN DON

04.12.2020 12:07

CADA PERSONA ES UN DON EN EL POLIEDRO

El Papa Francisco en su Encíclica "Fratelli Tutti", en el capítulo cuarto expone la necesidad de tener un corazón abierto al mundo entero. Esa actitud de apertura debe aplicarse a toda persona, con cuatro tareas bien precisas: acoger, proteger, promover, integrar (n. 129).

Pero hay un motivo profundo que mueve toda esta dinámica: ¡cada persona es un don! ¡es una riqueza!  ¡es una bendición!

En el n. 133 del documento se dice:

«La llegada de personas diferentes, que proceden de un contexto vital y cultural distinto, se convierte en un don, porque "las historias de los migrantes también son historias de encuentro entre personas y entre culturas: para las comunidades y las sociedades a las que llegan son una oportunidad de enriquecimiento y de desarrollo humano integral de todos"».

Notamos lo valioso que es el encuentro con el otro, reconociendo que es una oportunidad para el enriquecimiento mutuo, a todo nivel. Pero no se trata sólo de encuentro con el otro, también es cuestión de apertura, comunicación, respeto de las diferencias y el saber descubrir la complementariedad, hasta llegar a reconocer la riqueza y la bendición en que se hace presente en el otro distinto: «Los inmigrantes, si se los ayuda a integrarse, son una bendición, una riqueza y un nuevo don que invita a una sociedad a crecer» (n. 135).

La idea del poliedro es fundamental. El n. 144 advierte: «Lo universal no debe ser el imperio homogéneo, uniforme y estandarizado de una única forma cultural dominante, que finalmente perderá los colores del poliedro y terminará en el hastío».

Y en el número sucesivo explica lo que debe ser la ideal del poliedro: «Es necesario hundir las raíces en la tierra fértil y en la historia del propio lugar, que es un don de Dios. Se trabaja en lo pequeño, en lo cercano, pero con una perspectiva más amplia. […] No es ni la esfera global que anula ni la parcialidad aislada que esteriliza», es el poliedro...».  

En la perspectiva del poliedro cada uno es respetado en su valor, lugar, identidad, riqueza... cada uno es visto como don y bendición. Además, se descubre la complementariedad recíproca, que siempre será motivo de enriquecimiento mutuo.

Me parece que vale la pena profundizar este modo de ver a cada persona y buscar siempre nuevos caminos...