ASOMBRARSE
Saber asombrarse
Jesús predicó el Reino de Dios y lo hizo con distintas metodologías: miradas, llamadas, anuncios, parábolas, milagros, exhortaciones, discursos, gestos de solidaridad, cercanía a los marginados, búsqueda de los pecadores, aclaración sobre la esencia de la Ley, su pasión, muerte y resurrección... ¡Toda la vida de Cristo fue un mensaje de vida nueva, es decir, fue evangelio!
Ante un mensaje tan denso y novedoso, tan lleno de salvación y esperanza, la actitud más natural debería de ser: el dejarse asombrar. Dicho con otras palabras, saber captar siempre la novedad del mensaje que es portador y dador de vida.
Lo importante es de saber asombrarse, esto quiere decir que se necesita educar nuestra sensibilidad para poder captar la esencia del mensaje del Reino. Los modos para educar nuestra sensibilidad pueden ser muchos. Sugiero que pensemos en algunos: la oración espontánea, el silencio, la mirada de amigo, atención a las "corazonadas", la visión de futuro, el gusto del encuentro...
La apertura para dejar asombrarnos también debería sea aplicada en cada circunstancia de la vida, reconociendo que quien guía la historia siempre es el Señor.
Ojalá que en nuestra vida nunca dejemos de asombrarnos ante Jesús, nuestro Maestro, Camino, Verdad y Vida.
¡Ánimo!