ANTROPOLOGIA DE AMORIS LAETITTIA
REFLEXIONES ANTROPOLOGICAS SOBRE AMORIS LAETITTIA
Querer rastrear la antropología de la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia (AL), del Papa Francisco nos obliga a plantearnos algunas interrogantes previas que es necesario aclarar brevemente. Son cuestiones que tienen que ver con el contexto, las expectativas y las líneas doctrinales planteadas realmente.
El Papa Francisco escribe esta Exhortación Apostólica después de un largo proceso de reflexión, un poco más de dos años, como síntesis de dos Sínodos sobre la familia, 2014 y 2015. Ha sido y es un tema muy sensible para todo ser humano, quizá por eso creó tantas expectativas sobre lo que el Papa llegaría a decir.
El tema de la familia combinado con el tema de la alegría es un planteamiento muy atractivo y esperanzador. Se ponen en relación una estructura antropológica fundamental como es la familia, con una aspiración, también antropológica, muy profunda que se manifiesta en la alegría, como concreción de la felicidad. Ambos temas: familia y alegría, están entrelazados por otro tema englobante que da sentido a todo el documento, el tema del amor, con expresiones concretas de misericordia.
El cambio antropológico-cultural hoy influye en todos los aspectos de la vida y requiere un enfoque analítico y diversificado (n. 33). Por eso este análisis quiere centrarse en la enseñanza fundamental que propone el Papa, a nivel antropológico, para tener elementos sólidos que ayuden a impulsar una pastoral más realista y eficaz.
En el documento la antropología tiene una base bíblica y teológica, según la enseñanza de la Iglesia, sin olvidar la dimensión moral y la propuesta práctica. Su lenguaje es directo, concreto, profundo y propositivo.
Al presentar las realidades retadoras para la familia, el Papa propone a Jesús como respuesta a todas las preguntas. Por tanto podemos decir que la antropología está fundamentada en la Trinidad, especialmente en Jesucristo el Revelador del misterio de Dios y del hombre. El número 59, por ejemplo, nos dice: “Nuestra enseñanza sobre el matrimonio y la familia no puede dejar de inspirarse y de transfigurarse a la luz de este anuncio de amor y de ternura, para no convertirse en una mera defensa de una doctrina fría y sin vida. Porque tampoco el misterio de la familia cristiana puede entenderse plenamente si no es a la luz del infinito amor del Padre, que se manifestó en Cristo, que se entregó hasta el fin y vive entre nosotros. Por eso, quiero contemplar a Cristo vivo presente en tantas historias de amor, e invocar el fuego del Espíritu sobre todas las familias del mundo”.
Pero de un modo más específico podemos decir que la antropología toma sabor a partir de una visión cristológica del matrimonio y la familia. A este respecto es impresionante la síntesis que presenta el Papa en el número 63:
«La familia y el matrimonio fueron redimidos por Cristo (cf. Ef 5,21-32), restaurados a imagen de la Santísima Trinidad, misterio del que brota todo amor verdadero. La alianza esponsal, inaugurada en la creación y revelada en la historia de la salvación, recibe la plena revelación de su significado en Cristo y en su Iglesia. De Cristo, mediante la Iglesia, el matrimonio y la familia reciben la gracia necesaria para testimoniar el amor de Dios y vivir la vida de comunión. El Evangelio de la familia atraviesa la historia del mundo, desde la creación del hombre a imagen y semejanza de Dios (cf. Gn 1,26-27) hasta el cumplimiento del misterio de la Alianza en Cristo al final de los siglos con las bodas del Cordero (cf. Ap 19,9)»